Sin ser claustrofóbico, jamás me haría encerrar en un barril blindado de 6,7 x 2,8 x 2,5 m junto a otras cuatro personas para excursionar a casi 4 km de profundidad en el Atlántico.
Lo digo sin ironía ni segundos sentidos: los servicios higiénicos son uno de los aspectos donde más progresó nuestra República en los últimos veinte años.
Es un lugar común hablar de la belleza de las mujeres argentinas pero raramente se va más allá de la afirmación genérica, cuando también en esta materia hay matices regionales.
“Tomar en este orden: una mujer indígena de anchas caderas, dos caballeros españoles, tres gauchos fuertemente mestizados, un viajero inglés, medio pastor vasco y un pedacito de esclavo negro.