29. Policías provinciales y Gendarmería femeninas
Hace más de treinta años, cuando recorrí por primera vez toda la Argentina desde Santa Catalina a Lapataia, la única policía femenina que existía estaba en algunos puntos de la ciudad de Buenos Aires con un uniforme de Policía Federal que las tornaba parecidas a antipáticas azafatas de la Fuerza Aérea. Uno de los signos de cuánto y cómo cambió la Argentina en estas décadas es que hoy todas las policías provinciales tienen visibles dotaciones de mujeres policía en la calle y en las rutas federales es frecuente encontrarse con gendarmes femeninas. Por machista que sea o haya sido este país, es un claro ejemplo de cuánto progresaron nuestras provincias. Que la ley en la vía pública argentina no sea mero imperio del uniformado varonil es auspicioso y además a mi gusto personal, más erótico. Todavía tengo que encontrar a una gendarme bonita pero más de una vez en Formosa, San Luis, Córdoba y otras provincias quedé impactado por esas morochas de cabello recogido, botas acordonadas, pantalones de fajina y pistola al cinto. Sin duda las prefiero a los cabos y sargentos hirsutos, panzones y untuosamente coimeros. Los gendarmes son de otra estirpe, al menos por lo que uno puede percibir a este lado de la ventanilla del automóvil.