Paisajísticamente son inobjetables, porque los eriales arenosos entre los pueblos de Aimogasta, Villa Mazán, Aminga, Tinogasta y Fiambalá y los peladales del salar de Pipanaco
Gracias a la inestimable ayuda de una fontanera digital (cuyo talento y servicio recomiendo a quienes tengan o quieran tener un página web) hace ya dos años que este espacio del todo personal se volvió un de mis placeres y ocupaciones habituales.