Dos clases con Loris Zanatta (II)

 In Blog, Loris Zanatta

Esta es mi síntesis de parte de la segunda parte de la primera clase del historiador italiano Loris Zanatta en la maestría de periodismo de la Universidad de San Andrés y el Grupo Clarín, el pasado 18 de septiembre.

“Amigos que estudian a China me dicen que el confucianismo allí está tan arraigado que no va a cambiar jamás. Pero hay siempre más chinos que viajan y viven en el mundo, se occidentalizan, absorben algunos conceptos. No digo que China algún día va a ser como Occidente, no tiene porqué, pero que quede así como es, la verdad me sorprendería mucho porque los cambios son muy radicales. Y China va a vivir sus populismos internos. O sea, a medida que se está formando una élite intelectual, cultural más occidentalizada, como fue en la historia argentina con el puerto, los porteños, que eran los extranjeros, los cipayos…como fue en Cuba, la gente de La Habana que eran los contagiados…como fue en Venezuela, los caraqueños que eran los vendidos al exterior, la verdadera nación estaba en los llanos, en la sierra. Yo creo que finalmente también terminará pasando en China, una fragmentación que creará pulsiones populistas”.

Loris Zanatta

“Hasta hace dos siglos a los europeos les importaba un pepino la vida humana. Cuando Felipe II se levantaba una mañana y decidía que quería hacer la guerra y a lo mejor algún consejero le decía “mire su majestad hoy hay vientos contrarios en el mar, nos vamos a meter en un lío, los ingleses están afuera esperándonos”…y el rey: “no, vamos, porque yo siento que lo quiere Dios” y cuando llega la noche murieron quince mil españoles. Tengo un colega que escribió un libro muy lindo que habla del siglo XIX y estudia esto: cuánto nos importó la muerte de los individuos en guerra. En el XIX murieron millones en el mundo occidental y a pesar del racionalismo, de la ilustración, del cristianismo que supone que cada vida es sagrada, no le importaba nada a nadie. Hoy ha cambiado extraordinariamente. En los tiempos de nuestros abuelos los padres tenían muchos hijos y si se moría uno bueno, quedaban otros. La vida era menos sagrada, efectivamente.”

“Yo hablo como no creyente pero miren que curioso. Cuando estaba el papa Benedicto, el cardenal Ratzinger, era un viejo conservador, súper reaccionario. Pero vino la modernización y el progresismo a través del papa latinoamericano. Estas palabras –progresismo y reaccionarismo– son opinables y complejas. Ratzinger reaccionario: a mi gusto sí, porque yo soy laico y la verdad que las cruzadas contra eutanasia, contracepción, aborto, matrimonio igualitario…yo tengo opiniones diferentes. Pero tampoco puedo pretender que el papa de la Iglesia piense igual que yo. Él defiende su doctrina, pero miren qué curioso: Benedicto, porque es un papa alemán, que creció en un país donde los católicos eran minoría, en un contexto de pluralismo religioso y cultural, en un país profundamente secularizado por la modernización, donde nadie puede negar que trajo ventajas enormes, que la gente vive más y mejor, entonces él admite primero que el cristianismo se volvió minoritario, no tiene nostalgia y no era ningún populista, no pensaba “quiero restaurar el reino de Dios”. Y decía que la Iglesia católica, en Europa, ganó, se mejoró gracias a la Ilustración. El iluminismo tuvo una función positiva, tuvo efectos de desacralización que él no podía aceptar pero el descubrimiento de los derechos humanos y de la sacralidad de la persona, porque es un chiste decir que en la Biblia está la sacralidad de la persona. Él dijo que la ilustración forma parte del patrimonio cultural del cristianismo, lo obligó a mejorarse. El cristianismo anterior era el de la cristiandad medieval, no admitía la pluralidad, el individuo, los derechos humanos, era un orden confesional.”

“Pasemos al gran progresista, Bergoglio. Aparentes aperturas a nuevos derechos, pero en la visión de Bergoglio, que es hijo de una cristiandad bien diferente, hispana, de contrarreforma. En el norte de Europa con la reforma protestante se rompe la cristiandad y se crea pluralismo religioso, que generará pluralismo político que permitirá la circulación de las ideas que harán la revolución científica. En el mundo hispánico, como en Italia que fue España durante siglos, viene la contrarreforma. Se mantiene un rey, un pueblo, una fe. Y las ideas heréticas siguen siendo castigadas. No casualmente la modernización nace en el mundo protestante y no en el mundo católico, al que comienza a trasladarse después. Entonce ojo, porque Bergoglio queda vinculado a la idea de la cristiandad totalizante, del todo holístico. Mientras Ratzinger dice “yo no voy a tratar de convertir a la oveja que escapa de mi grey, sigo defendiendo las leyes de mi grey, trataré de convencerla pero no la voy a buscar”. Pero Bergoglio nunca va pensar que “el catolicismo es minoritario y acepto que lo sea. Tengo que adaptar al catolicismo para que siga abarcando a todos”. Y él lo dice: “yo no cultivo a mi grey, yo voy buscando a las ovejas que se escapan”. Entonces, si me conviene hacerme amigo del homosexual (aunque en la vida siempre haya perseguido a los homosexuales, cuando estaba en Buenos Aires la comunidad gay lo detestaba, en época del matrimonio gay dijo cosas terribles, escribió una carta a las monjas carmelitas donde decía que era una lucha de Dios contra el demonio). Pero es la flexibilidad típicamente jesuita: si sirve para conquistar a la opinión pública europea y devolverla a la grey de la que se escapó, en Europa me hago el moderno. Uniones civiles, tolerancia, apertura…y de hecho en Europa el papa es amado por los progresistas. Cuando viaja al sur (la opinión pública europea no tiene porqué leer lo que dice el papa cuando viaja a Africa, Asia o incluso Europa Oriental) para el hombre de la contrarreforma el enemigo eterno es precisamente la Ilustración. El enemigo es el liberalismo, el iluminismo, lo dice todo el tiempo. Su visión, así como en Argentina era que el pueblo puro era el pueblo religioso y la élite ilustrada era la enemiga, en el mundo igual: el sur del mundo es religioso, no importa que sea animista o que crean en tocar las imágenes como en San Cayetano, cosas que para Ratzinger serían inaceptables, porque la religiosidad alemana hace hincapié en la razón tanto como en la fe. En la religiosidad de la contrarreforma no se necesita a la razón, es todo sentimiento. Cuando Bergoglio va a países del sur del mundo donde los homosexuales son condenados a muerte, él no dice una palabra. Va a países donde denuncia las colonizaciones ideológicas que ¿qué son? Son los mismos valores que él tolera en el mundo occidental. Se vuelve una doctrina de geometría variable. Adapto mi doctrina según las circunstancias porque mi idea es que cristianos tenemos que ser todos. Es un populista. El pueblo elegido somos todos. Quien se escapa, los no creyentes, o son creyentes inconscientes que se pueden convertir y el creyente convencido de no ser creyente, es el demonio. Y cuando este papa habla de demonio, no crean que sea alegórico, en esto es como Wojtyla, no es Ratzinger. El demonio existe. El creyente que no se convierte es, en el holismo, el órgano enfermo que hay que eliminar, no tiene ciudadanía.”

“Ahora, si lo miramos así, ¿sigue siendo Bergoglio progresista y Ratzinger reaccionario? Depende del sentido que le demos a estas palabras. En términos de doctrina, Bergoglio tiene aperturas en el mundo occidental que Ratzinger nunca iba a hacer…vamos a bendecir una pareja transexual. Pero esto oculta una concepción holística. En la visión de Ratzinger, reaccionaria cuanto sea, se acepta ser parte y no todo, se acepta ser minoría dentro de un conjunto plural. O sea que en términos sistémicos lo de Ratzinger es mucho más tolerante. No obliga a nadie a pensar como él.”

“Bergoglio no piensa más en una Iglesia centrada en Occidente. Esta es una transformación radical, porque el cristianismo nace en Medio Oriente pero se difunde en el mundo a través del Imperio Romano, es estrictamente occidental. Con Bergoglio deja de serlo. Por otra parte, y es un dato que pocos tienen en cuenta, es que hace años se decía que el futuro del catolicismo era América Latina. Para nada: se calcula que en pocos años el 40% de los católicos del mundo van a ser africanos. Y la fe de los africanos es doctrinariamente muy débil, muy parecida a como era aquí en tiempos de la evangelización, una creencia muy espontánea, de religiosidad popular.”

“El regreso de la religión a la esfera pública explica también el regreso, con fuerza, de las guerras. Esto está vinculado con el concepto de populismo, porque si la visión populista termina en una visión maniquea del mundo, “nosotros contra ellos”, una guerra del bien contra el mal, no hay soluciones políticas. La visión holística del mundo no implica a la política. Implica salvación o condena. El pueblo sagrado o los herejes. El pueblo puro o la élite que lo corrompe. Entonces la única solución, si no hay política, es la guerra”.

“Hoy cada uno pretende llegar a la arena pública pensando que sus ideas no son ideas entre muchas, sino que las suyas tienen una investidura desde lo alto y tenemos muchos “en lo alto”, está muy poblado allá arriba. Hay muy pocos países secularizados en América Latina. Uruguay, Chile bastante. Estados Unidos es el caso más emblemático. La figura de Trump tiene raíces en la historia de Estados Unidos, que no es la de un país secular, es un país profundamente marcado por la religión y profundamente marcado por el populismo. Donde sin embargo, a diferencia de América Latina, es un populismo que no tiene un modelo alternativo al orden liberal constitucional. En América Latina la visión holística puede invocar un pasado mítico, la edad de oro que es la cristiandad hispánica, siglos de “un pueblo, una fe, un dios”, aunque claro no la reivindique así sino llamándola de otra forma: patria grande, peronismo, castrismo, chavismo, indigenismo. En Estados Unidos son hijos de la Ilustración, no tienen un modelo alternativo, nacen con la Constitución de Filadelfia. Por eso Trump, que es un subversivo (en el sentido que es un antisistema) no tiene un sistema alternativo”.

(Continuará…)

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