Hay otro Barrio Chino, al otro lado de la ciudad

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En el extremo sur de Buenos Aires, en La Boca ya casi Barracas, ahí nomás del Riachuelo, hay un Barrio Chino un siglo más antiguo que el Barrio Chino de Belgrano, aunque casi invisible en su sinicidad. Es uno de los rincones menos visitados y más pintorescos de la ciudad.

Llegué allí gracias a Lo Gall y la reunión anual de guías de Lihué Expeditions (que jamás se hace en un lugar banal) y a su vez gracias al guía, arqueólogo y estudioso de La Boca Marcelo Weissel quien nos contactó con el fotógrafo Alejandro Srur, fundador (en pleno Barrio Chino) del Centro de Investigación Fotográfico Histórico Argentino. Alejandro reconstruyó una casa boquense que estaba cayéndose en pedazos y allí instaló su formidable archivo y creó un espacio para muestras fotográficas.

Además, junto a un grupo de jóvenes del barrio liderados por Daniel Faccini, está intentando desarrollar una visitación a ese rincón porteño desconocido, pero rico de texturas urbanas espléndidas en su autenticidad, no prostituidas y maquilladas para el turismo como La Boca de La Bombonera a Vuelta de Rocha por Caminito.

Ni siquiera se sabe muy bien porqué todavía hoy en La Boca le dicen Barrio Chino. La historiadora Laura Gabriela Caruso, en un trabajo sobre el tema disponible en internet (¿Un Barrio Chino a orillas del Riachuelo?: Territorio portuario y migración asiática en Buenos Aires, inicios del siglo XX) remite a los fumaderos de opio boquenses que describían la revista Caras y Caretas y otras y los inmigrantes chinos y concluye: “hasta hoy fuerza por nombrar como Barrio Chino a un lugar de frontera, de otredad, como asocian hoy los vecinos de La Boca a esas manzanas del barrio que, sin saber porqué, lleva dicho nombre, siendo la zona más marginalizada dentro de la configuración del espacio urbano actual”.

Así es: un puñado de manzanas del todo marginales, donde subsisten habitados auténticos conventillos de un siglo y medio de edad, en más de un caso de una arquitectura espontánea mucho más interesante que la que se ve en La Boca turística ahí nomás, pero en otro mundo. Al punto que no recomiendo aventurarse en propio sino con la guía de Daniel Faccini y sus amigos, a quienes se puede contactar a través de Alejandro Srur. Además de visitar por dentro alguno de estos conventillos y escuchar muchas historias del barrio, se puede combinar con la visita al CIFHA y una pizza o empanadas.

Mis fotos fueron tomadas con celular en una caminata de poco más de una hora una mañana de sudestada. Hay mucho más para los fotógrafos, los amantes de la arquitectura espontánea y las Buenos Aires ocultas.

El CIFHA

Daniel y sus amigos enseñan futbol a los niños del barrio

El bar del barrio

Templete mixto Gauchito Gil y San La Muerte

Barquito ingles abandonado que podria haber sido de Sarmiento

Patio interior

Curiosa union entre conventillos

Jorge, del barrio, muestra un conjunto de viviendas populares abandonadas sin terminar en lugar donde hubo un enorme conventillo que se incendio hace un par de decadas y donde murieron tres niños

Curiosisimo ventanal

Arbolito de la suerte donde los vecinos tiran monedas…

El joven retratado vivia alli y se suicido alli…

Esquina sin ochava

Esquina sin ochava

Aqui habia otro conventillo que se incendio: el templete recuerda a los dos pequeños que murieron.