La Historia no absuelve a nadie

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Hace unos días, en ocasión de la condena a sexenio de prisión e inhabilitación perpetua de Cristina “Chorra” Fernández “Rea” de Kirchner, publiqué en mi muro de Facebook este recuadro:

Hasta donde se (y soy un ávido lector de historia) son los únicos tres casos de sujetos políticos que, sometidos a juicio por distintos crímenes, se arrogaron frente a sus jueces el derecho a ser absueltos por “la historia”. Ambos tres tenían en común el egocentrismo narcisista y la inclinación autoritaria-totalitaria, bien que la última de ellos no haya logrado “ir por todo” y volverse “Cristina eterna”.

Un desconocido “amigo” de Facebook, tal Hache Neuman, comentó al pie de mi posteo “mala comparación” a lo que repuse “Hache Neuman ninguna comparación, son frases de dichos sujetos emparentados por el sentirse absueltos por la historia…lo cual no es muy frecuente que digamos” y agregué que si conocía otros ejemplos por favor los aportara porque hasta donde yo se, eran los únicos. El sujeto repuso: “tu sarcasmo me asombra. Comparar a CFK, FC con Hitler. Averigua vos lo de otros que hayan utilizado esa frase hecha. Debe haber muchos.” Parece que no los hay.

En otro comentario (que el sujeto debe haber borrado, porque no lo encuentro) escribió que “como decía el General, no es que nosotros hayamos sido buenos sino que los que vinieron después fueron peores”. Ahí ya entramos en lo que para mí es hilarante, porque alguien que escribe general con mayúscula para referirse a un muerto de hace medio siglo, el capitán que participó del golpe fascista de Uriburu en 1930 y el coronel que fue la cabeza del golpe fascista-clerical de 1943, además del general que copió de Mussolini leyes (como las de sindicato único) que todavía desastran a la Argentina, no es un peronista sino un pobre imbécil. Para cerciorarme, exploré su muro de Facebook y no encontré nada personal: todos sus posteos son links a posteos ajenos. Su información personal es escasa y de los pocos amigos en común que teníamos, nadie sabía quién era. Buscando en internet hallé que el Hache Neuman de Facebook es un tal Horacio Neuman, médico diabetólogo, cuyo mayor logro en la vida parece haber sido obtener in extremis un resarcimiento económico del Estado argentino por los años que estuvo exiliado (a partir de los 8 años de edad, ya que su muro de Facebook dice nacido en 1968…y se exilió con su hermano en agosto de 1976) tras dos intentos fallidos, porque (como reza el documento de la CIDH en una demanda iniciada 12 años antes) “la presunta víctima fue perseguido y amenazado durante la decada del 70 con motivo de sus actividades como militante de la Juventud Peronista”. En fin.

El caso es que con sus aparentemente modestos recursos mentales y culturales, este Neuman se indigna de que se compare a CFK o Castro con Hitler. No se da cuenta que no se los “compara” sino que se los equipara en una categoría en la cual ellos mismos se introdujeron con sus propias palabras. Cada uno a su manera: en su arenga final en el juicio, Hitler habló hasta por los codos, igual que Castro que lo hizo durante horas y aparentemente, no fue todo de su autoría ya que incluía cantidad de doctas citas de autores que no había leído. Fernández de Kirchner por el contrario fue lacónica: apenas una docena de palabras. Pero en soberbia Cristina superó con creces a Adolf y a Fidel: no sólo se autoabsolvió como ellos pero además inculpó a sus jueces y procedió a retirarse intempestivamente de la sala. Cuando el fiscal le preguntó si no respondería preguntas, la guaranga (¡que ya era vicepresidenta de la República!) se detuvo y gritó “¡Los que van a responder preguntas son ustedes!”.

Lo que une a los discursos de estos tres sujetos políticos es una concepción de la historia no sólo sesgada en favor propio sino además falsa. Como señala Loris Zanatta en su biografía de Fidel Castro (que tuve el placer de traducir) es la creencia de “que la historia responde a leyes y a un fin preciso”. Todos los autócratas, totalitarios, populistas y religiosos a ultranza comparten la creencia de que la historia es teleológica, aunque puedan diferir en cuáles son sus fines.

Hitler, Castro y Fernández de Kirchner coinciden no sólo en su inocencia frente a la historia sino además, obviamente, que ésta tiene por objeto juzgar a sus actores. Como autoritarios, al coincidir en que la historia “juzga” coinciden también en que se la debe manipular para que juzgue correctamente. Así, Adolf Hitler, Fidel Castro y Cristina Fernández de Kirchner durante sus gobiernos manosearon a la historia y usaron a genuflexos historiadores para que ésta se adecuara al “relato” que pretendieron imponer a sus respectivos pueblos.

La heterogénesis de la historia no asoma en sus cabezas. La multiplicidad de lecturas históricas tampoco. Ni mucho menos la evolución de la investigación histórica según las vicisitudes políticas. Así, si ya queda poco por descubrir o agregar a la historia de Hitler, como demostró Zanatta en su biografía, fue mucho y desopilante lo que se descubrió de Castro cuando se abrieron los archivos del ex bloque comunista y salió a la luz lo que diplomáticos rusos, polacos, alemanes y otros pensaban de su barbudo aliado caribeño. Y es muy probable que en los próximos años surjan pruebas documentales incontrovertibles que refuercen el hecho, ya demostrado en un primer proceso judicial, de que el kirchnerismo constituyó el mayor latrocinio de la historia argentina. Afanosamente, como bien dice Jorge Asís.

Mal que le pese a los Hache Neuman: a CFK la historia no la absolverá porque no puede, pero la justicia la condenó y la condenará todavía más porque sí puede.

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