Los argentinos descendemos de los barcos: mi materna Neptunia

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Retomando aquello de que los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos de los incas, etc. y los argentinos (¡sobre todo los de primera generación!) descendemos de los barcos, por razones de continuidad narrativa no esperaré hasta el año que viene al aniversario de la llegada de mi otra nave antepasada (junto al Andrea C. ya narrado del que desembarcó mi futuro padre).

Neptunia

El Neptunia atracó en Buenos Aires el lunes 27 de marzo de 1939, hace 85 años, trayendo a bordo a mi futura madre Eleonora entonces de 9 años junto a su hermana Giuliana siete años mayor y sus padres Pietro Smolensky y Alice Weiss. Su hermano mayor Guido había quedado en Suiza para completar el secundario. Embarcaron en Trieste en marzo de 1939 no por propia voluntad sino porque en esa misma ciudad, el 18 de septiembre de 1938, Benito Mussolini había anunciado las leyes raciales antisemitas que fueron aprobadas en noviembre y por causa de las cuales, ya que su familia era completamente laica, mi madre descubrió que era judía. De un día para el otro no pudo ir más a la escuela pública y se quedaron sin ama de llaves, cocinera y chofer. Muy probablemente gracias a que mi abuelo además de matemático actuarial era masón, consiguió que la compañía de seguros argentina La Continental lo contratara.

Mi antepasada Neptunia fue una de las naves más avanzadas de su tiempo. Junto a su hermana Oceania botada un año después, la proyectaron y construyeron en el Cantieri Riuniti dell’Adriatico de Monfalcone para la empresa naviera triestina Cosulich y fue botada a fines de 1931. Fue el primer barco de pasajeros italiano de clase única, si bien eso significaba que había una única primera clase y una tercera clase.

En octubre del año siguiente hizo su viaje de bautismo hasta Buenos Aires con escalas en Split, Patras, Nápoles, Gibraltar, Pernambuco, Rio de Janeiro, Santos y Montevideo. En 1935 pasó a hacer la línea de Bombay a Shanghai y fue puesta al servicio de la Linea Italia di Navigazione. Era una hermosa nave que desplazaba 19.475 toneladas, tenía 179,7 m de eslora y 23,4 de manga, propulsada por 4 motores suizos Sulzer (construidos en Trieste) con una velocidad máxima de 21,9 nudos. Podía transportar 1.537 pasajeros con 272 tripulantes. Era un magnífico ejemplo del talento italiano para diseñar y construir naves.

Pero en 1940 fue confiscada por la Marina Real como transporte de tropas. En agosto de 1941 zarpó de Nápoles junto a su hermana Oceania y otras naves cargadas de tropas rumbo a Libia y a pesar de la escolta, al llegar a Trípoli una de las naves del convoy fue torpedeada por un submarino británico y se hundió. El 18 de septiembre siguiente, en otro viaje de Taranto a Tripoli, otro submarino británico hundió a mi antepasada primero y luego, a su nave hermana Oceania.

Neptunia

Afiche del Neptunia y hermana Oceania

Del viaje, mi futura madre a los 94 recuerda cúanto se enojó cuando no la dejaron bajar a recorrer Argel (¡ella quería conocer África!) y la ceremonia en que la bautizaron al cruzar el ecuador. También que a bordo había cine, muchos juegos y una piscina y que por allí pasaba cada día un camarero con un carrito cargado de bebidas y algo desconocido para ella: los sandwiches de miga. La cena de gala del 18 de marzo en alta mar incluyó caviar fresco del Amur, sopa de tortuga, medallones de langosta y faisán, entre otras delicadezas. Quizá lo más trascendental del viaje fue que a bordo mi tía Giuliana conoció a su futuro marido Franco Di Segni.

Bautismo ecuatorial de mi madre

Derrotero del Neptunia

Lista de pasajeros donde figura la familia Smolensky

Menú de la cena de gala

Invitación a la cena de gala

En los puertos de Brasil subían a bordo chicos a vender cascos de bananas (lo que explica cómo mi padre compró el suyo en el Andrea C.) que en Italia eran carísimas. Y cuando se aproximaban a Buenos Aires, mi madre recuerda que un chico argentino de su edad le mostraba la ciudad, en cuyo perfil urbano ya destacaba el Kavanagh y se veía la punta del Obelisco. Ese mismo marzo, Eleonora Smolensky, que no hablaba una palabra de castellano, comenzó a ir a la escuela pública como oyente.

Cinco meses después, Hitler atacó Polonia y estalló la guerra mundial.

Comments
  • Diego Bigongiari
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    Ver al pie de la invitación a la cena de gala en alta mar el 18 de marzo de 1939: Año XVII (de la Era Fascista)(que comenzó con “La Marcha sobre Roma” en 1923, año que nació mi padre)

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