Los mejores tango shows de Buenos Aires (II): Esquina Homero Manzi

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Siguiendo la recorrida por los espectáculos de tango porteños, fue el turno de la Esquina Homero Manzi en el cruce de las avenidas San Juan y Boedo. Allí desde 1927, este café-bar-restaurante funciona todos los días desde las 7 AM y sirve almuerzos al mediodía en su amplio salón de grandes ventanas y alto techo, con paredes decoradas con abundante cantidad de fotos y recuerdos de tangueros famosos. Tras volver a ser café, recién al final del día se “viste” al salón para el cotidiano espectáculo de tango pero también se puede cenar, temprano, sin quedarse para el show. Las mesas enmanteladas, las pesadas cortinas y el elevado cielorraso contribuyen a una excelente acústica: incluso con el salón lleno de argentinos, es posible conversar sin tener que gritar.

Con un excelente servicio de mozos de vieja escuela, hay dos menúes para elegir: el más económico “Sur” que ofrece elección entre cuatro entradas (probé la mini brochette de pollo y vegetales, correcta), cuatro platos principales (fui al bife chorizo que pedí jugoso y así fue) y tres postres con una botella de vino para cada dos comensales o dos balones de cerveza por cabeza. El otro menú, algo más caro, “Bien Bacán” entre las entradas incluye rabas a la Provenzal y entre los principales lomo flambeado; el vino también es mejor y puede ser Chard además de Malbec.

Mientras se come, los mozos encienden velas en las mesas y comienza el show con un video y luego con la orquesta compuesta por piano, bandoneón, contrabajo, violín y una guitarra eléctrica que, si bien poco frecuente en el tango, suma una dimensión sonora por momentos interesante: los cinco músicos hacen muy bien su trabajo sin pausa a lo largo de los 20 temas que incluye el espectáculo. Mi única crítica es que tienen un sonido piazzoliano contra el que no tengo nada, pero me quedé cierta añoranza de otras sonoridades tangueras más clásicas. Luego suben al escenario las tres parejas de bailarines, todos muy buenos si bien (como en otros shows de tango) personalmente me fastidia ver bailarines de tango con barba (los tres). La barba y el tango no van de acuerdo. Luego se presenta la voz masculina, que es correcta pero no llega a conmover; la voz femenina me pareció mejor pero tampoco conmovedora. El show procede mientras todavía se come en las mesas, cosa que me fastidia un poco, alternando danza, tangos cantados por él o ella y temas instrumentales. El vestuario y las coreografías son correctos aunque se abusa del efecto humo artificial. Tras más de una hora el show culmina entre los aplausos de un público (mayormente brasilero pero también argentinos) que parece haber disfrutado mucho. Quien suscribe lo pasó muy bien, comió correctamente y fue eficazmente atendido: si se tiene en cuenta el precio de la cena-show, que cuesta mucho menos que la mayoría de los tango shows para gringos, Esquina Homero Manzi es quizá el de mejor relación calidad-precio en la ciudad.

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