Un año de corso a contramano

 In Blog, Milei

En sus Pensamientos, Leonardo Da Vinci escribió, citando a Aristóteles: “el hombre es digno de alabanza y vituperio sólo en aquellas cosas que están en su potestad de hacer y de no hacer”.

Esto para decir que Javier Milei no debe ser alabado ni criticado por el ajuste fiscal que realizó a lo largo de este año: no tenía opción y estaba obligado a hacerlo, como cualquiera en su lugar. No hay mérito ni demérito en hacer algo inevitable.

Se podrá discutir si debía ajustar más a “la casta” o a los jubilados, pero el ajuste tenía que hacerlo o habría sido expulsado de la presidencia hace meses.

Todo lo que escribí en este blog sobre el energúmeno bocasucia anacoluto lo suscribo, un año después. En pocas palabras, me resulta un personaje entre risible y detestable con lo cual tiene una ventaja sobre CFK, quien jamás me hizo reír sino sólo vomitar.

Su intolerancia, autoritarismo y desequilibrio mental no me sorprenden: eran evidentes en el candidato y así lo escribí. La sorpresa, en mi caso, fue ver la pobre envergadura de quiénes se rodeó para gobernar, a comenzar por su hermana co-gobernante no electa. Todo lo que venía trasudando sobre ella quedó claro aquella noche de septiembre de 2024 cuando subió a un escenario y habló en público por primera vez. El timbre de su voz y su gestualidad no pueden ser más desagradables, así como es nulo su don oratorio y cero su carisma. Su hermano lo tiene, aunque resulte repulsivo en las formas. Bien la describió Victoria de Masi en “Karina, “El Jefe” de Milei” (El País, 29/11/24): “Karina tiene la profundidad de un charco (…) es más despiadada porque no tiene recursos (…) es bruta”.

A mi gusto, lo demás de este gobierno que tumba semanalmente funcionarios como bolos es patético, desde el ministro de economía “Bono a Cien Años” al engreído Pitillo Tatuado (y su hermano mangueador de 25 lucas verdes para un lugar en la mesa de la cena de una fundación liberfacha que los forros empresarios pagaron con creces), el “Coloso” que resultó ser miniatura en el Banco Central macrista, ese inverosímil vocero de adorno, el Pichichi no casto, la cancillera echada como una mucama en negro y su reemplazante ex fervoroso chupamedias kirchnerista, la desfachatada cuñada de Galimberti a quien llamaré persona pública (para no escribir mujer pública) y ni hablar de las dí putadas y los dí putazos. O esa banda de trolos a sueldo que trasueñan una “hegemonía política y cultural libertaria” a la que le faltarán siempre dos pesos para el peso. No les da el pinet ni para hegemonizar al municipio de Guanaco Capado.

La política interior se reduce a que La Libertad Avanza al Kirchnerismo, el mileicristinismo del general Ancasta es decir el incesto de Milei y Yocasta, la chorra bling bling y el chanta liberfacho pariendo lijoperonismo, el contubernio promiscuo y la guarrada impúdica, ficha limpia y culo sucio que se limpia en la “ley de leyes”, planes de Corte Supina, culo y calzoncillo con los putos gordos sindicalistas y viva la Tierra de Newsan-Mirgor. Más esa multitud de prostitutos pro, peronistas, radicales y empresarios además de los putimillonarios autoexilados en Uruguay chupándola y dejándose sodomizar como mandriles al gusto cuatroperruno. Mientras el sedicente liberal hizo en un año más cadenas nacionales de radiotelevisión que Néstor Kirchner en todo su mandato: liberal era mi abuelo. Mucha mierda para balancear que hayan hecho algo con la inflación, los piquetes y una poca de burócratas y ñoquis. Nadie fastidia a la casta de los mil ciento noventa y nueve soretes, bien al contrario.

Otro corso a contramano es la política exterior bien trumputa, con cumbres del ridículo que ya casi superan aquella del GOU-Perón de declararle la guerra a la Alemania nazi en febrero de 1945. ¡Ir a llorar con kipá al Muro de los Lamentos!

Albergo mis dudas de que lo que haga este gobierno farsesco tenga chances de perdurar en un país como Argentina, donde la piedra se convierte en hojarasca y viceversa según cómo sopla el viento.

Asombra (o mejor dicho, no asombra) que Jaime Durán Barba (“Un año con Milei”, Perfil, 24/11/24) sea capaz de escribir una sandez como ésta: “Para los políticos y analistas tradicionales, es difícil entender cómo funciona la nueva comunicación política, que tiene poco que ver con los textos y el contenido de los discursos, y mucho con las formas y el espectáculo. No importa que las palabras sean poco coherentes, lo que comunica es el lenguaje corporal, los escenarios, se trata de llamar la atención de los ciudadanos”. El Ekkeko, como lo llama Jorge Asís, ¿nunca oyó hablar de un tal Adolf Hitler que hace un siglo comenzó exactamente así su escalada al poder? ¿Cómo atribuirle “inteligencia y sofisticación” a dos esperpentos primarios como Milei y Trump?

La diosa Razón, que no está de moda, atiende en otra parte: ver aquí mismo ¿Porqué socialismo?, ¡Viva el socialismo, carajo! y Einstein tenía razón.

Cierro con otra frase de los Pensamientos de Da Vinci: “Quien a los otros ofende, a sí mismo no se asegura”. Por como se comporta el energúmeno con amigos, enemigos y todo el mundo, parece que de noche el león tuviera íncubos de mandril. Cada día que pasa, falta uno menos para asistir a un good show, con vermouth y papas fritas. Protagonizado por el primer y último presidente anarcocapitalista de la Primera Impotencia Mundial. Coprotagonizado por la El Jefe y algún Caputo más. Ojalá me equivoque y tengan razón los delirantes mentecatos que simpatizan con este corso a contramano: una república prostibularia con su cafisho, no sólo sustentable sino además rentable. Nada de qué preocuparse: vivimos en los tiempos del brain-rot, la putrefacción cerebral.

Una de las leyes fatales de la humanidad es que nada alcanza su meta. Todo se queda incompleto e inacabado: los hombres, las cosas, la gloria, la fortuna y la vida”.

Napoleón apócrifo, L. N. Geoffroy-Château

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