11. Letreros viales

 In Blog, Guía Existencial Argentina, II. Rutas y caminos

Descontando aquella bestialidad heredada de la dictadura que rezaba “Zona Militar: no se detenga o el centinela hará fuego” y que aún era visible a fines de los 80 pero desapareció, el letrero vial más aberrante de Argentina es común a lo largo de las rutas por peaje: muestra a la Virgen de Luján con la invocación “protégenos”. Pienso que un concesionario vial tiene que ser muy cínico para invocar la protección de la Virgen en una ruta de intenso tránsito sin banquinas, donde el asfalto no está en perfecto estado y se cobra un óbolo por transitar. Antes que molestar a la Señora de Luján sería bueno que las rutas tuvieran banquinas pavimentadas, perfecta manutención y fueran ampliadas a cuatro carriles en los tramos de mayor tráfico. Después de eso si se quiere se puede invocar a la patrona y protectora de los caminos. Aunque también me pregunto si una ruta nacional es el lugar adecuado para que el Estado a través de sus concesionarios implante una imagen religiosa que no significa nada para protestantes, judíos, musulmanes, budistas, ateos y agnósticos. El cinismo de los concesionarios viales queda demostrado poco antes o después con la señal de máxima 80 km/h que nadie respeta ni hace respetar en las rutas: este límite de velocidad ficcional sólo sirve para que el responsable de la ruta deslinde responsabilidades en los accidentes, ya que todos van más rápido.

Una señal vial jocosa es la de velocidad máxima con abajo escrito “colabore”. Me gustaría saber quién fue el genio que introdujo este concepto en la señalización vial argentina. Que yo sepa, sólo en nuestras rutas se invoca la “colaboración” de los conductores para respetar una velocidad máxima, algo que sólo requiere obediencia. Es que el mensaje subyacente que transmite ese letrero es: “acá nadie controla el límite máximo de velocidad así que lo dejamos librado a su generosa colaboración”. El colmo del ridículo son los letreros de “máxima 20 colabore” que sólo ciclistas y peatones respetan. ¿Alguna vez los técnicos de Vialidad probaron circular a 16 o 17 kilómetros por hora?

Otra señal vial que me causa gracia es la que reza “circule sin molestar a los demás”: en todos mis años y kilómetros de rutas argentinas vi muchos boludos hacer boludeces pero nunca vi a alguien circular molestando a los demás. Por más que trato de imaginármelo, no concibo qué forma de molestia tenía en mente el educador vial que pergeñó ese texto: ¿cómo se hace para fastidiar en una ruta?

Uno de los letreros más surrealistas de nuestra vialidad nacional se repite algunas veces en la nacional 281 desde la nacional 3 rumbo a Puerto Deseado y reza: “sea solidario con los accidentados”. Aquí también sería interesante hacer un poco de letrerología para saber qué movió a Vialidad Nacional a redactar y emplazar semejante dislate. ¿Acaso es frecuente en Patagonia que haya un accidente en la ruta y los vehículos pasen sin detenerse a ayudar, si todavía no llegó la policía y la ambulancia? A mí no me resulta, pero sí así fuera para evitar que se repita no sirve de mucho un cartel. Bien al contrario, es lo mismo que con el “colabore” en la velocidad máxima: decirle a los conductores que sean solidarios es darles a entender que es una cuestión de libre albedrío. Pero el delito de omisión de socorro está tipificado en el artículo 108 de la ley 23.077.

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