17. El infierno en las rutas argentinas

 In Blog, Guía Existencial Argentina, II. Rutas y caminos

Año 2010, voy por la nacional 157 entre Santiago del Estero y Tucumán bajo un diluvio nocturno con bastante tránsito de camiones y odio cada kilómetro de esa ruta angosta y sin banquinas. Pero cuando emboco la provincial 308 de Tucumán a Termas de Río Hondo me parece que me equivoqué de camino: en el mapa es una ruta pavimentada, pero lo que hay es una pista de destrucción de vidas y vehículos. Bajo el chaparrón, esa sucesión de pozos sin ninguna señalización ni más luces en la noche que las de los autos contrarios es una pesadilla. En la frontera entre Tucumán y Santiago del Estero la ruta cambia: se llama provincial 209 y está bien pavimentada y señalizada. Sigue lloviendo a baldes pero al llegar a los suburbios de Termas de Río Hondo a las nueve y media de la noche siento que lo peor de mi larga jornada al volante desde la Puna ya pasó y sueño con cenar un chivito con Wi-Fi leyendo el correo y los diarios que hace días que no leo por andar en las alturas no wifizadas del Noroeste. Pero de repente estoy a punto de terminar la noche en una comisaría santiagueña encausado por homicidio culposo: en la ruta suburbana de dos manos sin banquinas ni bicisendas pasa un camión en sentido contrario y con sus luces y el golpe de agua que arroja a mi parabrisas quedo un segundo sin visión: cuando el limpiaparabrisas despeja el cristal a pocos metros delante de mí en medio de la ruta aparece un ciclista sin reflectores ni chaleco reflectante pedaleando en la lluvia. Una parte mía se queda petrificada al volante pensando ya está, me lo tragué. Pero otra parte reacciona y como no viene nadie en sentido contrario y no voy rápido logro sacarle la Trooper de encima no sé muy bien cómo. El chabón además al verse atropellado se tira a la derecha. Pero le paso cerquita y me llevo un susto bien feo. ¡Qué rico estaba el chivito con Wi-Fi esa noche!

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