20. Lluvias de campo y de ciudad

 In Blog, Guía Existencial Argentina, III. Provincias

Una tarde de primavera paro a cargarle gasoil a mi camioneta en una estación de servicio de Capitán Sarmiento. Hace tiempo que no llueve pero desde el cuadrante suroeste avanza un techo oscuro de espesos nubarrones de lluvia. Mientras espero mi turno, se produce este diálogo entre el encargado de la estación y el cliente, que también es un lugareño:

–Y, se viene la lluvia parece…

–Ojalá caigan por lo menos ochenta milímetros. Yo no tengo campo, pero hace falta que llueva.

–Y es que si le llueve al campo le llueve al que vende maquinaria, semilla, repuestos, gasoil.Hasta el almacenero necesita que llueva.

Vuelvo a la ruta mientras se larga la tormenta con fenomenales rayos de cielo a cielo que no tocan tierra y hacen crepitar las voces de la radio AM que transmite desde la gran y todavía lejana ciudad de Buenos Aires. Es víspera de un fin de semana largo y me causa gracia escuchar los comentarios de las periodistas a propósito de esas mismas lluvias que pronostican para todo el fin de semana. A ellas lo que les preocupa es el “mal tiempo” y los “alertas meteorológicos”: a ciento sesenta kilómetros, se percibe cierta desazón climatológica en el estudio radiofónico. Tiene que llegar el turno del comentarista agropecuario para que la audiencia urbana se entere de lo oportuna y bienvenida que es esa lluvia. Así, tantas otras cosas de la vida…

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