22. Las represión de las represas
Algo parecido a lo que pasa con la minería sucede con las represas en algunas partes del país, por ejemplo en Misiones donde tanto a lo largo del río Paraná como del río Uruguay hay cierto movimiento en contra de la construcción de nuevos diques y embalses para generar energía eléctrica.
No sé de ingeniería hidroeléctrica mucho más de lo que sé de minería, pero viajé por la Argentina y vi docenas y docenas de pequeños y grandes diques y embalses en casi todas las provincias y nunca (ni siquiera en el embalse Amutui Quimei o “Belleza Perdida” en los Andes del Chubut) tuve la sensación personal o la percepción inducida por otros que me llevara a pensar que fue un crimen de lesa naturaleza construir tal dique y llenar dicho embalse, aunque no hay lago artificial incluso en el desierto que no se llene dejando bajo el agua algún rancho, pintura rupestre o yacimiento paleontológico. La Argentina empezó a construir diques y embalses en Córdoba y Mendoza a fines del siglo XIX y por suerte nunca dejó de hacerlo hasta hoy: así buena parte de nuestro consumo eléctrico nacional proviene del agua y las turbinas generadoras. Los chilenos, franceses o italianos nos envidian esa riqueza hídrica pero en el país de la Gata Flora no estamos satisfechos ni convencidos. No importa que desde Jujuy a la Patagonia ningún embalse haya provocado desastres ecológicos en más de un siglo generando energía, controlando crecientes, favoreciendo el riego y el turismo. Incluso el más discutido y costoso de los diques y embalses argentinos (en este caso, compartido con el Paraguay) en Yaciretá parecería que al final es más beneficioso que dañino. Tampoco importa que varios de esos diques sean soberbias obras de ingeniería que emocionan tanto como un gran puente o un logrado rascacielos y que los lagos artificiales sean más útiles y bellos que un pedregal o arenal vacío.
Hace unos años, durante un tiempo radio Mitre transmitió unos cortos “ecológicos” llamados Planeta Mitre enunciados por una joven periodista cuya voz me crispaba, que enunciaba en modo llamativamente superficial todo lo que no se hace o se debería hacer para proteger al medio ambiente. Un día escuché uno de esos “mensajes” dirigido contra la construcción de represas y embalses. La tontita no decía una palabra acerca de los innumerables beneficios que trajeron las grandes represas argentinas no sólo para generar electricidad sino además para posibilitar el riego de cientos de miles de hectáreas y controlar las crecientes. ¿Qué daño mayúsculo provocaron las represas del Noroeste, Córdoba, Cuyo o Patagonia al medio ambiente? ¿Qué desastre ecológico provocó la represa de Salto Grande? Yaciretá fue un desastre de corrupción e ineficiencia y como gran represa de llanura sus costos naturales fueron más altos, pero ¿qué proponía Planeta Mitre para sustituirla? ¿Centrales nucleares, centrales térmicas, paneles solares o generadores eólicos?