3. Mis rutas más lindas y su música

 In Blog, Guía Existencial Argentina, II. Rutas y caminos

Hay rutas que no me canso de recorrer: una es la nacional 7 de Mendoza al paso Libertadores y luego la chilena ruta 60 a Los Andes, que debo haber hecho una decena de veces. Las curvas de Cacheuta a Uspallata y el paisaje de allí a Las Cuevas me encantan, igual que la bajada al otro lado de la Cordillera y esa diversidad a un lado y otro. Como narración, la ruta es más linda al llegar de Chile hacia Mendoza con la gran abertura panorámica al desierto al final del recorrido. Me gusta hacerla escuchando viejas canciones de Bob Dylan.

Una maravilla es la nacional 60 de Fiambalá al paso de San Francisco en Catamarca por el valle de Chaschuil. Es tan soberbia que para mí no necesita acompañamiento musical: el paisaje es atronador. Los rojos de la quebrada de la Troya son los más colorados del país: casi duele ver eso y da ganas de gritar. Y esas rectas infinitas subiendo por el valle de Chaschuil entre las sombras negras de los gigantescos volcanes son sublimes.

La nacional 52 de Purmamarca al paso de Jama también es una ruta sinfónica: ese primer movimento en ascenso por la cuesta de Lipán con la obertura de las Salinas Grandes, el largo andante vivace por paisajes lunares y un final majestuoso entre volcanes, sin hablar de esa larga recta en descenso a San Pedro de Atacama: la hice una vez de noche y en medio de la oscuridad se veía la mancha de luces allá abajo y a lo lejos. Bajar por la interminable recta asfaltada era lo más parecido a volar en cuatro ruedas, escuchando a Pat Metheny en As falls Wichita, so falls Wichita Falls.

Una ruta estupenda es la nacional 14 por lo alto de la sierra de Misiones, entre Oberá y San Pedro: la ruta es perfecta y el “mosaico del paisaje misionero” (la acertada expresión no es mía) con sus manchas de selva, forestaciones y cultivos es bellísimo. Un paisaje que recuerda al de Brasil y a su música.

En las pampas la nacional 226 de Azul a Mar del Plata es la más linda, con ese panorama que quiere ser europeo sin perder su dimensión americana. Es una ruta para escuchar a Al Di Meola interpretando a Piazzolla.

Otra gloria es la nacional 25 por el valle del río Chubut entre Las Plumas y Paso de Indios: ruta de ensueño, para hacer con Pink Floyd como música de fondo.

Uno de los tramos más sugestivos de la nacional 40 está entre Epuyén y Tecka, cuando recorre valles abiertos y praderas ganaderas al pie de la sierra de Tecka: es un asfalto americano a más no poder, otra ruta para viajar con Bob Dylan.

Fabulosa es la nacional 3 de Río Grande a Ushuaia sobre todo tras el paso Garibaldi y en otoño, cuando los bosques de lenga irradian casi al límite del infrarrojo: un camino soñado para escuchar música barroca.

Y en cualquier ruta, nunca me canso de escuchar a Atahualpa Yupanqui.

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