31. La proliferación de guanacos y vicuñas

 In Blog, Guía Existencial Argentina, III. Provincias

Hay algo en lo que Argentina en veinte años hizo un indiscutible progreso y fue en la protección de la fauna: en 1989, cuando recorrí toda la Patagonia en auto por primera vez, se veían pocos y siempre lejanos y asustadizos guanacos, porque su caza no a la tehuelche con boleadoras sino con fusil se había difundido tanto como cazar liebres. En El Bolsón conocí a un montañés austríaco buscador de oro que cuando se le estaba por acabar la carne, salía a la estepa chubutense a por un guanaco y no gastaba en cordero, chivo, chancho ni vaca.

Cuando recorrí por segunda vez toda la Patagonia en 2005, las liebres se habían vuelto raras: durante años se las cazó para exportar a Alemania. En un desolado camino de ripio en Santa Cruz me crucé con un par de cazadores profesionales de liebres que viajaban en una camioneta Peugeot 504: en la caja tenían un arnés metálico donde iban colgando las presas, que eran docenas. Me explicaron que esa era la captura de la noche y que el secreto del oficio era una bala de carabina calibre 22 por animal: el precio que pagaban por cada liebre hacía que no fuera rentable gastar dos balas. No charlé mucho: ambos tenían una actitud “el tiempo es oro” algo extraña en medio del desierto patagónico. Para que la noche fuera rentable tenían que seguir trabajando. En ese viaje no vi muchos más guanacos que en el ‘98.

Quedé asombrado cuando recorrí por tercera vez toda la Patagonia en 2010: los guanacos estaban por todos lados y tan confiados que en algunos tramos de la nacional 3 cerca del Parque Nacional Monte León pastaban a la vera de la ruta, sin molestarse por el paso de autos ni camiones. Vi guanacos por todas partes, también a lo largo de la nacional 40 y en Tierra del Fuego.

Algo similar ocurrió con las vicuñas en el Noroeste: hace veinte años era más fácil ver uno de estos gráciles animalitos en un zoológico que en la Puna. Hoy se volvieron comunes en los altiplanos y altivalles de Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y San Juan, se las ve pastando cerca de los caminos y se explota su lana sin matarlas.

Lo que no comprendo es porqué no se caza, con los debidos controles, a los guanacos: su carne es excelente pero no se la encuentra casi en ninguna mesa patagónica. Y su cuero y lana también tiene valor.

Leave a Comment