CON UNA COPA DE MÁS: “Delirio”

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Editorial Perfil acaba de lanzar un club de vinos llamado “Delirio” patrocinado por el colega Fabricio Portelli y un hijo del propietario de la editorial. Algunas cosas no me cierran.

 

Lo primero que me llama la atención en www.delirio.com.ar es la afirmación de que el colega Fabricio Portelli es “el periodista especializado más importante del país”. Hecha por la propia “multiplataforma” que lo tiene de mascarón de proa es una falta de pudor llamativa… pero éstos no son tiempos pudorosos. ¿En base a qué se puede decir tal cosa? Como no veo tv y casi no escucho radio, ignoro si Portelli por ahí es tan importante. Por lo que leo en prensa gráfica, veo que suele estar bien informado y tiene experiencia pero su escritura está lejos de la que correspondería al “periodista especializado más importante del país”. Fabricio escribe mucho pero carece del don de la pluma. Su prosa tiende más a égloga que a crítica. Por ejemplo cuando escribe que para hacer “Grandes Vinos” (sic mayúsculas) hace falta “conocimiento, pasión y un poco de locura”: suena lindo pero es falso. En el quehacer vínico el factor loco lo introduce el clima y en las bodegas no ha lugar a pizca de locura. El único winemaker argentino que me atrevería a llamar “loco lindo” es Santiago Salgado en su Finca Las Payas.

Ahora bien: “Delirio” es una iniciativa comercial, no periodística. Es un club de vinos que ofrece (por 3.800 pesos mensuales si es permanente, por 4.500 pesos por única vez) cuatro botellas de los mejores vinos de una bodega, más un Wine Mag que no he visto pero que si tiene algo en común con los contenidos de su web es un “house organ” al servicio de la bodega de turno, de costo semicero para una editorial con imprenta propia. Además, ofrecen una degustación de dichos vinos con Portelli y el enólogo de la bodega del mes, con cupos limitados y presumo, sólo en CABA. La cuota mensual incluye gastos de envío a cualquier lugar del país: a un precio de 950 a 1.100 pesos por botella pareciera una ganga. Pero esas 4 botellas de Lagarde  (primer envío) en mercadolibre.com cuestan casi lo mismo, unos 3.800$.

Los suscriptores recibirán cada mes “4 etiquetas top, seleccionadas por Fabricio Portelli”: si se trata de los 4 vinos icónicos o de más alta gama de una bodega, no hay mucho que seleccionar. En mi experiencia (de catar a ciegas y sin espíritu comercial) constato que la producción actual de las bodegas de calidad es de tal nivel que raramente aparecen vinos flojos o “falsos grandes vinos” al decir de Peynaud. Así que no dudo que los suscriptores de “Delirio” recibirán muy buenas botellas. Lo que sí me sucede más de una vez es que un vino de menor precio de una bodega, a ciegas me guste más que otro de mayor precio de la misma bodega y esto “Delirio” no parece contemplarlo. Que la iniciativa es comercial lo demuestra que al pie de la página web hay un teléfono de “Atención al cliente”, no al lector. Y está todo bien: el comercio es actividad lícita y necesaria a la vida social. Donde abrigo mis dudas es cómo es posible ser periodista y comerciante a la vez: el productor puede describir a su vino en la retroetiqueta pero que lo haga en el diario Perfil el mismo periodista que los vende a mí me deja absorto. Dejé de colaborar con la revista Fortuna (lo hice durante tres años) y la revista Break (sólo un par de números) ambas de Perfil ya que el espíritu comercial primaba sobre el periodístico. Cosa que no sucede sólo en esa editorial en estos tiempos en que la profesión de periodista suele siempre más verse forzada a elegir entre pobreza, prostitución o extinción. Yo elijo lo primero o lo último, pero de gvstibvs non est dispvtandvm.

D.B.

 

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Showing 4 comments
  • Claudio Luis D'Osvaldo
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    Estimado Sr Bigongiari
    Su reflexión me parece de una claridad y fundamento tecnico impecable. Como hombre de honor , que me impresiona Ud. es,creo que estaría en la ultima de las condiciones de elección que se ve forzado a elegir un periodista, o sea , la extinción.En estos decadentes y poco eticos tiempos, los hombres de honor se extinguen más rápido que lo que tarda un fósforo en arder.
    Mis respetos

    • Diego Bigongiari
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      Gracias Claudio (¿podemos tutearnos?) por el comentario. El problema central del periodismo (no sólo de vinos) en tiempos de internet y crisis del papel impreso es, sobre todo, que Facebook y Google distorsionaron todo el mercado publicitario. Nunca en la historia de la humanidad existieron empresas de piratería del tamaño de esas dos. Frente a ello, cada uno hace lo que puede. En Estados Unidos hoy los periodistas son la mitad que hace diez años.

  • Jorge Luis Argüero
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    Bueno, cada uno con su quintita y en los tiempos que corren,
    está todo muy difícil. Me parece que hay que poseer mucho
    dinero, para -por ejemplo- catar a ciegas y sin ánimo de lucro.
    Voy a un comercio y pago el vino que quiero tomar; pero yo
    soy un anónimo particular, pero el que se dedica a la crítica
    vinífera si no es ayudado por las bodegas -muchas o pocas-
    no soy experto, pero creo que no se podría mantener.
    Fabricio Portelli, responde personalmente los mensajes y éso
    pa’ un tipo como yo, que no me conoce “naides” es muy halagador;
    el ego, también me moviliza.
    También si usted me permite, le recomiendo http://www.vinarquia.com.ar/
    Derek Foster -aquél Derek Foster- Elisabeth Checa, Miguel Brascó,
    Fabricio Portelli, fueron mis lecturas iniciáticas.
    Saludos.!
    Jorge Luis Argüero
    DNI 10.126.940 – 67 “añitos”
    Ciudad de Buenos Aires

    • Diego Bigongiari
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      Estimado Jorge mi DNI es 11 millones y algo así que andamos cerca. Nunca le escribí a Fabricio un mensaje pero que los responda personalmente como usted dice habla bien de él, no sólo es una persona educada pero además sabe cómo manejarse en redes sociales. Tengo buenos recuerdos de Dereck y Miguel y simpatizo con Elizabeth. Pero me permito recordarle que quien introdujo la cata a ciegas en el periodismo de vinos, con mi primera guía 2004, fue quien suscribe. Hasta entonces ningún “periodista especializado” cataba a a ciegas.

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