Colonia Las Liebres Brusca Bonarda 2017
¡Llegó una Bonarda para abandonar el vicio de sodear el vino! Confieso sin pudor que cuando hace mucho calor y estoy preparando un asado, me gusta tomar un vinito fresco y frutado con hielo y soda.
La botella borgoñona de Brusca viene cerrada con una tapa metálica del tipo cerveza o gaseosa y exhala un leve suspiro al abrirla. Al servirlo en la copa, forma una espuma que se disuelve pronto y queda a la vista un brillante color de jugo de frambuesas con un burbujeo infinitesimal. Su aroma también recuerda las frambuesas pero muy maduras. En boca sucede la gran sorpresa de una materia que no llega a ser espumante (no forma mousse) pero está saturada de microburbujas como una esponja líquida de intenso sabor a frambuesas y moras, con una oportuna acidez y una no menos oportuna discreción de sus taninos, buena duración y gustillo a mermelada de frambuesas. Originalísimo vino que se inspira en los Brusco italianos, similares al Lambrusco: vinos ligeramente gasificados y un poco dulzones (éste no lo resulta, sino apenas en gustillo) de muy fácil y gustoso beber. Estupendo vino para mediodías calurosos, para sustituir al vino sodero y para disfrutar fresco mientras se prepara un asado… con apenas 8° de alcohol y casi nada de azúcar residual. Hay apenas mil botellas de esta cosecha, a 400 $ cada una.
D.B.
