CON UNA COPA DE MÁS: Contra el Fernet con cola
En mis 63 años, no debo haber bebido en total más de ⅓ de botella chica de Fernet. Me resulta disgustante y sólo lo bebí alguna vez porque me dolía el estómago. No entiendo cómo puede gustar tanto a los jóvenes.
Lo que me dispara a escribir estas líneas es un “content lab” (espacio de publicidad presentado como artículo) en La Nación del 2/5/19 para una marca de fernet que acaba de lanzar algo inverosímil: “la espuma de fernet”: “Hecha a base de la típica bebida argentina, tiene el verdadero sabor de un fernet con cola” (…) “Todo un hallazgo para los adoradores de esta bebida cordobesa” que se puede utilizar para postres, platos salados e incluso para (arruinar) el hummus.
Es verdad que a pesar de ser un invento italiano, el fernet es argentino: acá se bebe al menos tres veces más que en Italia y para la Fratelli Branca de Milán, ésta es la tierra prometida. También es verdad que esa atrocidad del fernet-cola es cordobesa aunque inexplicablemente se nacionalizó. Nadie en el mundo discute que los italianos son (somos) un pueblo de buen paladar y en Italia nadie toma fernet si no es como digestivo. La novela del inglés James Hamilton-Paterson “Cocinar con Fernet Branca” (que no leí pero dicen ser muy buena) es un título satírico. Fernet Branca (en serio) propone en internet una veintena de recetas, casi todas de dulces. Pero a nadie en Italia se le ocurriría cocinar con fernet y mucho menos, con fernet-cola.
Entre el amargor del fernet y el dulzor de la cola el paladar queda bien estropeado: beber eso antes de comer es prepararse para comida chatarra. Comparado con los otros mezclunes de cola y alcohol (que no son mi pasión) no albergo la menor duda que el Cuba Libre y el Piscola son incomparablemente superiores a la cordobesada.
De gvstibvs et coloribvs non est dispvtandvm dice el viejo adagio de latín macarrónico y en general estoy de acuerdo. Pero no con el fernet-cola: es como si alguien defendiera en los vinos la acidez volátil disparada, el tricloroanisol, un potente Brettanomyces, los taninos verdes, la reducción, la oxidación, los mercaptanos o el exceso de azúcar residual. ¡De gvstibvs est dispvtandvm!
Me siento obligado, por mi oficio y edad, a desenvainar mi espada-pluma y arrojarme al desigual combate con el dragón fernet con cola hasta descabezarlo o por lo menos, cortarle la cola. Que los jóvenes sepan que lo que beben es una porquería, porque un amargo digestivo con gaseosa de cola es nada más que eso: algo porque rías, dirían Les Luthiers.
D.B.