Con una copa de más: crítica de vinos en tiempos de redes sociales (I)
Es hora de poner las cartas en la mesa en materia de crítica de vinos. Aquí van las mías, en un primer envío que proseguirá.
Para el periodismo, los tiempos actuales son los más movidos en mucho tiempo. La televisión abierta se está derritiendo como la Antártida, los diarios en papel hacen las mil y una para sobrevivir y también los diarios digitales, en cada mercado, buscan la forma de reformular su negocio informativo. Como apartado menor, en el periodismo y la crítica enogastronómicos sucede lo mismo. Google, Facebook, Twitter e Instagram caleidocospizaron el universo comunicacional dejando a los medios radiotelevisivos y gráficos desorientados: todos ellos se zambulleron en las redes. Que resultaron ser de pesca: de publicidad al por mayor y contenidos gratuitos, con millones de productos que se consideran usuarios. Ya se escribió bastante acerca de cómo Facebook y Google son megasanguijuelas que drenan mares de publicidad y contenidos de los medios tradicionales.
Llevo casi tres lustros de editor y autor de una guía de vinos que desde un principio hizo cata a ciegas y crítica independiente, con puntajes y juicios de exclusivo fruto de una experiencia empírica con cada vino. A lo largo de las trece ediciones-libro que hice, ví cómo el mercado editorial para la Guía Austral Spectator no crecía sino que se contraía año tras año en términos de ventas de ejemplares.
Así, el año pasado decidí que volenti o nolenti era tiempo de zambullirme yo también, con Austral Spectator, en ese universo virtual y una vez que me zambullo en algo, es volenti. Mi apuesta es que la creación de contenidos nuevos y genuinos en un universo donde la mayor parte es replicado debería, de algún modo y a su tiempo, dar resultados. Mi guía-libro sobrevivía enclaustrada en librerías mientras la humanidad pasa su tiempo libre y no libre mirando un celular. Así nació la guía virtual en www.australspectator.com con sus ramificaciones o apoyos en redes sociales.
Me resisto a abandonar el formato libro, pero me veo obligado a readecuarlo a los tiempos actuales: ya no lo haré impreso en ediciones en offset de a miles sino de a cientos en digital y ya no lo venderé a través de librerías sino por internet y correo, a pedido.
Es Darwin puro: la supervivencia de cada especie depende de que sus mutaciones le resulten favorables.
D.B.