El lado oscuro del Uruguay
Entre los no pocos argentinos que amamos al Uruguay está asentado el lugar común de que es un país que no sufre los desequilibrios psicológicos de masas que afectan a la Argentina. Siempre fueron laicos y la iglesia católica jamás se entrometió en la política. Nunca enfermaron de peronismo y hubo un sólo peronista uruguayo, Alberto Methol Ferré, gran amigo del papa Francisco. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvieron una actitud digna, no como su arrastrada hermana mayor. Alternan gobiernos de centroizquierda y centroderecha sin drama y los ex presidentes pueden sentarse a conversar. Nunca llenaron la plaza Independencia para gritar viva nadie. Mientras la Argentina enloquece de populismo estatista o antiestatista, privatizador o nacionalizador, ellos conservan sus empresas estatales que funcionan bastante bien. La economía es estable y las reglas de juego no cambian: en la Argentina kirchner-macri-mileísta así como hoy te digo una cosa, mañana te digo la otra. Los políticos y gremialistas uruguayos podrían venir a dar clases de educación y decencia a sus colegas argentinos. Los empresarios y ricachones uruguayos saben que no tienen el culo protegido en la Justicia (como es en los juzgados federales de Comoadoro Pija) y cualquiera va preso si tiene que ir. Algunas decenas de miles de argentinos (ninguno de ellos humilde como los más de cien mil uruguayos que vinieron a vivir a la Argentina y no pocos a triunfar en lo suyo) se instalaron en Uruguay en los últimos años, sobre todo para no pagar impuestos. Durante el verano, Punta del Este es el más importante balneario de los argentinos y muchos de los “de bien” tienen departamento, casa o mansión allí.
Sin embargo hay tres datos que indican que no todo es tan lindo en Uruguay. Son tres cifras alarmantes que muestran que tras la fachada de país tranquilo, humano y ordenado hay otro país de muerte y violencia. Según esas estadísticas que no sé cómo se hacen, Uruguay es el país más feliz de Sudamérica y el cuarto de las Américas, después de Canadá, Estados Unidos y Costa Rica.
Pero tiene una tasa de homicidios que ya casi triplica a la de Argentina, que a pesar de los asesinatos narco en Rosario y todo el palabrerío sobre inseguridad, tiene una de las tasas de homicidios más bajas de América Latina, menor incluso que la de Estados Unidos. Según la oficina de Naciones Unidas contra la droga y el delito, en 2022 mientras en las paradisíacas islas del Caribe hay una cantidad de homicidios altísima (49,3 por cada 100k habitantes en Jamaica, por ejemplo) en Argentina fueron 4,3; en Chile 6,7; en USA 6,4 y en Uruguay, 11,2 es decir 383 homicidios para tres millones cuatrocientos mil habitantes. Argentina tuvo 1.961 para 47 millones. En 2018, Uruguay tuvo un récord de 421 homicidios.
Según datos oficiales del ministerio del interior uruguayo, la gran mayoría de estos homicidios se producen en los barrios periféricos de Montevideo y tanto asesinos como asesinados son hombres jóvenes: en 2022, el 47% de los homicidios fueron por ajustes de cuentas entre bandas y otros temas vinculados con el tráfico de drogas. Sólo un 14% fueron por violencia intrafamiliar con 48 mujeres y 8 niños asesinados y también en ello Uruguay está bien peor que Argentina, que con casi 14 veces más población, en el mismo año tuvo casi cinco veces más femicidios (226 en total). Es decir que el Uruguay, cuna de los derechos femeninos en América Latina, triplica a la Argentina en femicidios. En cuanto a infanticidios la tragedia uruguaya es más grave, ya que en Argentina los infanticidios promedian una docena por año.
La explicación de este fenómeno en Uruguay se limita a la mitad de los homicidios, vinculados con el narcotráfico que se instaló en el país. No encontré en los medios uruguayos ninguna explicación de porqué Uruguay triplica en femicidios a la Argentina y casi la decuplica en infanticidios.
Para peor, mientras la tasa de homicidios en Argentina muestra una tendencia a disminuir a lo largo de los últimos años, la del Uruguay está en aumento. En las últimas dos décadas, las tasas de homicidios de ambos países se invirtieron. Argentina hoy está como estaba Uruguay en 1999 y Uruguay está peor de lo que estaba Argentina entonces.
Tan triste como lo que antecede es que Uruguay tenga casi el triple de suicidios que Argentina. Según datos de 2019 de la Organización Mundial de la Salud, Uruguay tuvo una tasa de 21,2 suicidios por cada 100k habitantes y la Argentina, 8,4. Ambos bien lejos de Groenlandia que va la cabeza del planeta, con 138 suicidios cada 100k habitantes en 2020. El líder en América Latina en la materia es Guyana con 40,3/100k y el que mejor está, curiosamente, es su vecina Venezuela con 2,1/100k.
En Uruguay los suicidios aumentan desde hace veinte años (un 50% más desde 2010) y promedian dos por día. Es la principal causa de muerte violenta, superando a homicidios y accidentes de tránsito. El 78% de los suicidas son varones y las tasas más altas se dan entre mayores de 75 años y de 25 a 29 años, en particular en departamentos poco poblados del centro norte del país. En varios medios internacionales como El País (27/7/23, “La paradoja de Uruguay: récord de suicidios en el país más feliz de Sudamérica”) se trató el tema con estudiosos dando explicaciones que no explican nada (“debilitamiento de las instituciones sociales”, “devenir individualista de la sociedad”: como si ello no sucediera en todo el planeta). Tampoco The Economist (en Infobae, 26/11/23) halló una explicación de porqué en un país “rico, estable e igualitario” la gente se mata tanto, salvo que es el país con más viejos de América Latina. Lo cual no explica nada, porque el país con más viejos del planeta, Japón, tiene una tasa de suicidios decreciente y menor (12,2/100k) e Italia, el segundo país más envejecido, muchísimo menor (4,3/100k).
En otro artículo de Gerardo Lissardy en BBC Mundo, “¿Porqué se suicidan los uruguayos?”, se habla de aislamiento, soledad y depresión pero lo más interesante es lo que dice el médico psiquiatra Federico Dajas quien estudia el tema desde 1990 y desde varios puntos de vista y no encontró ninguna correlación estadística entre tasa de suicidios e índices económicos, de vivienda o desempleo. Respecto a la pregunta que titula la nota, el doctor Dajas respondió: “Me encantaría haber encontrado una respuesta. No existe esa respuesta”. Y señala que a lo largo de la mayor parte del siglo XX la tasa de suicidios uruguaya era superior a la del resto de América Latina, pero estable. Ahora va en aumento. Es la principal causa de muerte en los adolescentes después de los accidentes de tránsito, de los cuales no pocos pueden ser suicidios también.
Y finalmente está la tercera paradoja uruguaya: es uno de los países de las Américas con más alta población carcelaria y el décimo en el mundo. En 2023, con 14.347 presos, tenía 408 presos cada 100k habitantes. Muchos más que la Argentina (249/100k) y casi tantos como Estados Unidos (531/100k) aunque la mitad que Cuba, país líder continental en la materia (794/100k). Para peor, el estado de las cárceles uruguayas es patético al igual que el hacinamiento y la cantidad de asesinatos entre presos, alarmante.
Es claro que la mitad de los homicidios en Uruguay son imputables al narcotráfico. Pero ¿cómo se explica que triplique a la Argentina en femicidios y la decuplique en infanticidios? Nadie lo sabe. Tampoco nadie sabe porqué los uruguayos se suicidan casi tres veces más que los argentinos. Ni porqué tienen tamaña población carcelaria. Misterios de la hermandad, acá nomás al otro lado del Charco. Se ve que no es Uru todo aquello que reluce. Y que la loca Argentina, quizá no está tan mal de la cabeza.
ADENDA: Leo en Wikipedia que “Con aproximadamente 35 armas de fuego civiles por cada 100 habitantes, Uruguay es el octavo país más armado del mundo y el más armado de América Latina.” Algo anda mal en Uruguay.