Ereditá
intensa y llamativa, no de fruta ni de flor sino de pan dulce y medialunas.
de buen cuerpo muy untuoso, procede con plenitud y lentitud rara en un blanco, entregando un suculento sabor que de la fruta blanca tiene sólo el recuerdo tras pasar por una panadería y confitería, con final bastante largo y gustillo a medialunas de manteca. Un rarísimo y gustosísimo ejemplar de Chardonnay, que todo amante de la cepa debería probar.
Crianza del 70 % del vino durante 12 meses en barricas / 950 botellas
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