¡GLORIA Y LOOR AL GRAN SYRAH SANJUANINO!
Hoy descorché y caté de mañana a paladar limpio un Gran Syrah 2008 de Finca Las Moras que me emocionó. A sus diez años (cuarta añada desde su primera 2004) me recuerda a mis hijos, pegando un estirón que no cesará pronto.
El corcho está sanísimo y entero y el color es un violeta rojizo oscuro que sugiere su edad sin bordes teja. Su bouquet amalgamado de fruta y crianza envuelve y abriga a la nariz como un Loden austríaco o un Acquascutum inglés. Principesco, recorre al paladar con serena y profunda convicción en sus cualidades: cuerpo de densidad perfecta, taninos tan felices e integrados como inmigrantes en Noruega, acidez que silbará otros varios años, sabor ultragoloso como si se pudieran añejar las mermeladas de la abuela, final que engancha con el siguiente sorbo como una serie de Netflix y postgusto a volver de vacaciones en el sur comiendo chocolates con bayas. Un vino que le pega un timonazo a un día de la vida, virando todo a la banda del placer. Para beber casi solo, en sentido personal y gastronómico.
D.B.
Agrego que esa botella que descorché por la mañana la terminé por la noche, después de cenar con vino blanco un fritto misto di mare. Así es como me gusta disfrutar a estos gigantes mimosos: no en soledad sino acompañado por algo bueno para leer o mientras escribo y así sorbo a sorbo antes de medianoche se había acabado.