Mario Bigongiari y Argentina, 1949-74 Un corpus arquitectónico para la Italia argentina

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La Torre Pirelli, dibujada por su autor.

Desde la calle de su casa natal, Via della Salute 56 en Antignano, Livorno, Toscana, mirando al este y hacia abajo se ve al fondo, a unas cinco cuadras, el mar y enmarcada justo en esa calle, la isla de Capraia.

Creo que alguien que nace y crece en una calle con una isla en el horizonte marino está destinado a ir lejos.

Mi padre Mario y su hermano mi tío Piero ambos lo hicieron.

Agradezco al arquitecto Azpiazu haber descripto por primera vez los 25 años de laburo de mi viejo: desde pibe supe que no era un arquitecto más, pero sólo gracias a Azpiazu entendí porqué. Y qué hacía mientras Mario Roberto Alvarez hacía dinero y Clorindo Testa, estetismo (mi viejo lo definía así).

Como tiró todas sus maquetas y planos a la basura, es sólo gracias al arquitecto Azpiazu que puedo entender porqué, hace ya décadas, algunos decían que era “un gran arquitecto“. Que no hizo mucha plata ni fama, pero sí obra. Y después mandó todo al carajo, a los 51 años. Si bien se ocupó personalmente de buscar entre artesanos criollos e indígenas de Misiones, Santiago del Estero y más allá los materiales autóctonos para la decoración del piso 32 de gerencia (a mediados de los años ’70, anoten bien los puebloriginaristas), se fue del país poco antes de la inauguración y dejó a su mano derecha el arquitecto De Bonis ese lugar en la que fue su obra cumbre, la Torre Pirelli.

Si hubiera sido capaz de soportar otra vez más al peronismo y a la dictadura militar, Mario Bigongiari habría terminado su vida siendo uno de los mejores arquitectos de Argentina: según Azpiazu no hay obra equivalente en el país: “en términos de calidad arquitectónica y ni hablar de intensidad y rigor de la búsqueda”. Pero mi viejo no comía sapos crudos. A Buenos Aires le faltan dos o tres rascacielos de Bigongiari: no por su culpa, sino porque se encontró inmigrado a un país que ya no era de promesa sino cada vez más choto, para tragasapos. Y no quiso saber nada de esa dieta.

 

Presentado como ‘Mario Bigongiari, 1949-1974: An Architectural Corpus for Argentine Italy’ en ‘Made in Italy and the Transatlantic Transfer’, simposio a distancia en el Politécnico de Milán, 2020.

 

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