THE UNITED PORN STATES OF AMERICA

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Hace 39 años, en 1985, desembarqué del carguero suizo M/S (Motor Ship) Nyon en Portland, Oregon: había navegado varios meses como tercer oficial de cubierta. Tenía algunos miles de dólares ahorrados durante mis meses de navegación, un gran bolso marinero blanco que llamaba Moby Dick y el pelo y la barba muy largos.

De Portland fui en bus a Vancouver (Canadá) y en la frontera me ocurrió algo memorable: una aduanera canadiense rubia y gorda digna de Pasqualino Settebellezze me hizo bajar del bus semivacío en la noche y quiso inspeccionar mi equipaje es decir desarmar Moby Dick porque encontraba sospechoso que yo viajara con un pasaporte italiano que decía nacido en Buenos Aires (Argentina). Recuérdese que tres años antes la dictadura había provocado la guerra en Malvinas. La gorda me tuvo más de media hora haciéndome preguntas idiotas y el chofer empezaba a ponerse nervioso (Is he coming or not?) hasta que al final, sorprendida de que tuviera todos mis papeles en orden, un montón de dinero en el bolsillo, otro montón de papeles escritos dentro de Moby Dick y un certificado de desembarco del Nyon, me dejó entrar a Canadá.

Vancouver (donde ya había estado, con otro barco) es una ciudad hermosa donde las montañas nevadas se reflejan entre los curtain wall de los rascacielos y vuelan gaviotas del mar en esos desfiladeros. Me hospedé en lo de un ex compañero de colegio, Julio González Montaner, quien entonces estaba recién casado, era un joven médico que comenzaba su carrera estudiando el HIV SIDA (del que entonces no se sabía nada) a pesar de que era sorprendentemente homófobo.

De allí me tomé un Greyhound e hice el viaje de 1.500 kilómetros a lo largo de una ruta costera maravillosa (océano, bosque y montañas) hasta San Francisco, donde paré unos pocos días y me encantó. En Frisco vivía entonces Anita Aizenberg, quien me mostró la ciudad.

Mi boleto de Greyhound era hasta Nueva York vía Chicago, donde vivían mis tíos y primos. Emprendí esa larga travesía de 4.690 kilómetros con gran expectativa. Fue una de las desilusiones más grandes de mi vida de viajero porque entre San Francisco, Chicago y Nueva York no había literalmente nada. Fueron creo nueve días de viaje. El Greyhound paraba cada dos o tres horas en lugares todos iguales, todos de comida chatarra. En esos 4.690 kilómetros las hamburguesas y papas fritas eran exactamente las mismas: la única variación en el menú que encontré fueron, una vez, las “rocky mountain oysters” o criadillas de novillo fritas.

En Las Vegas bajé del bus con mi equipaje a curiosear pero no estuve más que el tiempo necesario para tomar el siguiente Greyhound a Chicago: parecía una avanzada colonia humana en otro planeta donde no había nada para hacer sin dinero y con dinero lo único que se podía hacer era apostar, beber, comer o tener sexo.

Cada vez que arrancaba, el chofer repetía maquinalmente lo mismo: que se podía fumar en los asientos traseros, “commercial cigarettes only”. Y cada vez que paraba, advertía “cuidado con el escalón al bajar”. A 55 millas por hora, me internaba en los United Porn States (Pornvada, Pornutah, Pornbraska, Pornowa) donde todo era igual. El paisaje. Los compañeros de asiento que bebían de petacas de alcohol siempre envueltas en bolsas de papel madera es decir, la cultura de la hipocresía. Ya entonces, hace cuatro décadas, me sorprendió la frecuencia con que esos compañeros de asiento hablaban de los “fucking politicians in Washington”. Todos parecían orgullosos de habitar en una tierra aparte donde eran nadie pero se sentían libres e independientes de esa capital extranjera, Washington, con sus políticos de mierda. Lejos del mar y del mundo. En lo posible, armados.

Otra cosa que descubrí de los United Porn States fue su anomia cultural: en vano, en las paradas, buscaba alguna revista o diario para leer. Time o Newsweek eran inexistentes y ni hablar de algún libro. Con mucha suerte, lo único que había era alguna revista deportiva. Ya hace casi 40 años, lo único que caracterizaba a ese inmenso país era el vacío cultural, la nada misma. No había ninguna diferencia entre Pornvada y Pornowa.

Por fin llegué a Chicago, una bocanada de humanidad y civilización. Gracias a mis tíos, volví a comer comida no chatarra. Vi dos o tres museos fantásticos, gran arquitectura. Con mi tío Piero, pasamos un par de noches escuchando jazz en locales donde éramos los únicos dos no negros, sin ningún problema. Pero bueno: Illinois, junto con California, Oregon y Washington State, son los verdaderos Estados Unidos junto a los de la Nueva Inglaterra, Hawaii y poco más.

De nuevo subí al Greyhound y viajé a través de Porndiana, Pornhio y Pornsylvania siempre cruzando más de la nada misma: comida chatarra y alcohol en bolsitas de papel madera, el único material de lectura.

Pero llegué a Nueva York, donde en lo alto de una escalera mecánica de una gran estación de buses me esperaban dos amigos de toda la vida, Arshes Anasal y Pablo Ortiz, quienes hicieron su vida allí pero fuera de los United Porn States of America.

Lo que aprendí de aquél largo viaje de costa a costa en Greyhound es que la civilización, fuera de las costas este y oeste, sólo existe en Chicago. Que es una inmensa nación inmensamente vacía de todo aquello que enriquece y enaltece a la vida humana. Repleta de religiosidad hipócrita, incultura profunda, anomia política y analfabetismo alimentario: sobre eso se levantan los United Porn States of America que hoy avergüenzan a sí mismos y al mundo entero con un presidente que es uno más de ellos. Un patético viejo gordo y reblandecido que en su vida leyó un libro, que adora la comida chatarra, la televisión y el golf, que lo único que le importó en la vida fue hacer dinero y cogerse minas, un guarango que se enorgullece de no saber nada del resto del mundo.

God bless New York, New Jersey, Vermont, Rhode Island, Maine, Massachussets, New Hampshire, Delaware, Connecticut, Virginia, Maryland, Washington D.C., Illinois, Minessota, Colorado, New Mexico, California, Oregon, Washington State and Hawaii: The United States of America. And fuck the Porn States. We Shall Overcome.

THE UNITED PORN STATES OF AMERICA (UPSA)

Pornhaio

Pornansas

Pornbraska

Pornconsin

North Pornkota

South Pornkota

North Pornolina

South Pornolina

Pornaho

Pornahoma

Pornutah

Pornvada

Pornorida

Pornsylvania

Pornyoming

Pornaska

Pornamaba

Porndiana

Pornizona

Pornchigan

Pornkansas

Porngia

Porntucky

Pornisiana

Pornissippi

Pornissouri

Porntana

Pornnesse

Pornexas

West Pornginia

Showing 2 comments
  • Pablo
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    Indeed.

  • Diego Bigongiari
    Responder

    En el WaPo leo un artículo de hoy 9/11 de Kathleen Parker (“The biggest lie wasn’t told by Trump”) donde dice que Chris Matthews de la MSNBC reconociendo la desconexión de las élites costeras con “país de sobrevuelo” (flyover country) sugiere programas de intercambio para que los estadounidenses (dice “americanos”, término que objeto) se conozcan unos a otros. Claro que es difícil que gente culta de, digamos, Boston, vaya a pasar unas semanas al Midwest o, como me escribió un amigo respecto a la nota “Pornwest en tu lenguaje. La recorrí varias veces y es el vacío más absoluto con la gente mas bruta que vi en mi vida”.

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