Fotografías de árboles bandera fueguinos de Florian von der Fecht

Hace un año, gracias a la inestimable ayuda de Pau la fontanera digital, esta página de internet (que lleva mi nombre porque es del todo personal) vio la luz de las pantallas: gracias a las estadísticas de la plataforma Word Press, veo que más de la mitad de sus lectores (término que prefiero a “visitantes”) lo hacen a través del celular, poco menos de la mitad en computadora y muy pocos en tablet. Más de la mitad de estos dispositivos son iPhone y McIntosh y la otra mitad, casi todos Samsung Galaxy. Los sistemas operativos que accedieron son en su mayoría Android, Windows e iOS: quienes (como yo) usan Ubuntu-Linux son menos del 10%. La enorme mayoría, casi la mitad, usa Chrome como motor de búsqueda. La otra mitad se reparte entre Firefox (que uso yo), Safari y otros buscadores. La mayoría proviene de Google pero también de Facebook y Yahoo, algunos de Duckduckgo (mi buscador, el que no guarda ni vende tus datos) e Instagram

Tratándose de un sitio con textos de diverso carácter para leer y en el que no gasté ni un centavo en promoción o publicidad, obviamente no tiene la cantidad de seguidores que se amuchan en las superficialidades y frivolidades de Instagram y otras redes sociales, que utilizo para comunicar las publicaciones aquí, a merced de sus caprichosos algoritmos. Por eso me reconforta tener un promedio de más de media docena de lectores diarios, con picos ocasionales del doble o triple: no se quienes son pero siento que son amigos, al menos de mi forma de pensar y escribir.

La mayoría (alrededor de 3/4) de estos lectores provienen de Argentina, pero hay también una apreciable cantidad desde Estados Unidos seguidos por España, Italia, Canadá, Israel, Brasil, Uruguay. Pocos, pero también aparecen con cierta constancia lectores desde Francia, Reino Unido, Suiza, Irlanda, Noruega, China, Singapur, Chile, Perú y otros países latinoamericanos. Alguien desde Chipre entra a estas páginas con frecuencia. Es intrigante y reconfortante descubrir que gracias a internet y a los traductores automáticos, lo que uno publica puede ser leído al otro lado del planeta.

Algunos artículos convocan muchos más lectores que otros, pero me resulta difícil atribuirlo al interés personal de los lectores o bien a los enigmas de los algoritmos de Facebook & Cía. Nunca podré saber cuánta difusión tienen los links a mis publicaciones en esas redes privadas con fines de lucro. En algún momento próximo dejaré de publicar durante un par de semanas dichos links bisemanales sólo para ver cuánto influyen en los lectores y cuántos hay que entran aquí por curiosidad, costumbre o interés sin necesidad que se les recuerde que todos los martes y viernes hay algo nuevo.

En suma, disfruté mucho este año construyendo esta página sin ganar ni gastar un centavo*. Pero con el privilegio de publicar lo que quiero y lo que pienso para quien pueda interesar, estas amistades a través de la escritura desparramadas por el país y el planeta.

Gracias a todos.

*En rigor, por mera curiosidad de ver su efecto, utilicé mi fan page Diego Bigongiari en Facebook (dedicada a los vinos) para ver qué efecto tenía la publicidad paga: gasté el equivalente de 14 dólares en una promoción de 7 días de mi nota “La religión y el vino: de misa, kosher, biodinámico, vegano”. El primer día tuvo 46 lectores y 56 lecturas, unas cinco veces más de lo habitual. Los lectores fueron casi todos argentinos, con algunos en USA, España e Italia. Al cabo de una semana lo leyeron 310 personas y unas 70 lo compartieron. Lo curioso es que el link en Facebook a la nota en esta página tuvo más de 1,5 mil “me gusta” lo que me deja absorto: el 80% de los que dieron “me gusta” no se molestaron en leer de qué se trataba. En suma, por menos de 1 centavo de dólar cada uno, si quisiera, podría comprarle a Facebook más lectores.

Fotografías de árboles bandera fueguinos de Florian von der Fecht