CHAKANA, LA BODEGA DE LOS VINOS BIO CON BRÍO
La casa Chakana, de la mano de Juan Pelizzatti y el enólogo Gabriel Bloise, hace ya tiempo que emprendieron el camino de la agricultura biodinámica y cada año suman nuevos vinos que sorprenden por su originalidad… y calidad.
Hace unos días, en el siempre impecable restaurant Uco, Juan Pelizzatti y Gabriel Bloise presentaron quince nuevos vinos junto a un menú de variados amuse bouche, una entrada de burrata con vegetales y un principal donde yo escogí una lisa con curry y arroz basmati. Como digo siempre, estas ocasiones tan especiales y gratas son para mi neurosis de catador solitario y a ciegas las peores condiciones: junto a quienes hicieron los vinos y colegas, además de comida de la mejor. Pero bueno, ya llegarán los mismos vinos a mi cata a ciegas.
Nos recibieron con un Nuna Vineyard Brut, el primer espumante biodinámico de nuestro mercado, basado en 60% de Sauvignon Blanc y 40% de Chardonnay, del que hicieron 15 mil botellas: lo llaman Brut, a pesar de que con sus 4g/l de azúcar sería un Extra Extra Brut. Pasamos luego al Nuna Vineyard White Blend 2018
(65% Sauvignon Blanc con Chardonnay y algo de Viognier fermentado en barrica) que era una muestra de tanque de la que fraccionarán 10 mil botellas. Impactante también el Nuna Vineyard Rosé 2018 (65% Syrah, 20% Malbec y 10% Tannat) fermentado con levaduras silvestres, acidez natural y nada de azúcar residual. Siguió el Nuna Vineyard Bonarda 2018, un vino de llamativa nariz, sin madera y de acidez natural. Y luego el “tanque” de la línea, Nuna Vineyard Malbec 2018 (110 mil botellas) sin sangría y con acidez apenas corregida por las características de una
cosecha cálida. No menos gustoso el Nuna Vineyard Syrah 2018 donde la acidez es natural. Todo esto era mucho, pero faltaba bastante más. Para comenzar, las sorpresas de los dos vinos Sobrenatural 2018: un frizzante de Bonarda tipo Lambrusco (10 mil botellas) con efervescencia natural y un Tinto tranquilo de Tannat (5 mil botellas) ambos sin agregado de sulfitos. Hasta aquí estamos hablando de vinos de entre 250 y 310 $ es decir, de muy buena relación calidad-precio. Entonces saltamos al nivel Estate Selection (que no son de cultivos biodinámicos y cuestan de 400 a 450$) con dos blancos 2018, un Torrontés de Gualtallary fermentado en barricas de roble francés del que hay 5 mil botellas y un Chardonnay de Altamira donde ¼ del vino fermentó en barrica para elaborar 8 mil botellas. Llegaron entonces los tres tintos Estate Selection 2017: un Malbec fermentado con levaduras naturales y elaborado en barrica, toneles y piletas para 60 mil botellas; un Red Blend (70% Malbec completado con ambos Cabernet) del que hicieron 30 mil botellas y el Cabernet Sauvignon (de Gualtallary, 15 mil botellas) ambos con su buena crianza en barrica. El broche fueron los dos Malbec Ayni 2017 ambos single vineyards de Altamira (850$): Ayni Malbec hecho en toneles de 5 mil litros para 22 mil botellas y Ayni Gravas, que también es Malbec pero de una parcela pedregosa de la que sólo obtienen unas 4 mil botellas, criadas en tonel de 3 mil litros.
Aturdido por tanta cantidad, calidad y originalidad emprendí el regreso a casa esperando volver a encontrarme con esos vinos envueltos en papel madera, sin la grata e interesante compañía de Juan y Gabriel… ni las exquisiteces de Uco.
D.B.




