El mundo del vino, agrietado

 In El desván, Textos y pretextos

En estos días se leyó en los diarios dos posturas diametralmente opuestas a propósito del sector vitivinícola frente al acuerdo Mercosur-Unión Europea. Es interesante repasar los argumentos de ambos bandos, porque dicen mucho de dónde y cómo estamos como país.

 

El nudo del debate gira en torno a cómo afectaría a los productores argentinos la reducción de 20% a 0% del arancel aduanero recíproco entre Mercosur y Europa, a lo que se debería sumar un 4% de arancel que pagan entre sus propios mercados los vinos mercosurianos, que en definitiva son los vinos argentinos exportados a Brasil.

Las dos posturas son claras: por un lado Bodegas de Argentina, que nuclea unos 250 productores líderes de calidad y de exportaciones (el 90% del vino exportado) que en un comunicado dice que actualmente exportamos cada año “200 millones de litros de vino embotellado por 800 millones de dólares a más de 130 países” y es el octavo exportador mundial de vino fraccionado. Apuntan que Chile, que desde 2003 tiene un acuerdo de libre comercio de vinos con la UE, duplicó en ese período sus ventas de 200 a 460 millones de dólares “a pesar de no contar con subsidios como si cuentan los países vitivinícolas europeos”: subsidios que no son poca cosa, unos 300 millones de euros sólo para Italia y otro tanto para España, por año y algo menos para Francia.

Juan Carlos Pina, director ejecutivo de Bodegas deArgentina, sostiene que “Argentina es el país vitivinícola líder (quinto productor) que menos se ha internacionalizado. Todos nuestros competidores están negociando ingresar a Europa sin arancel o ya acceden en estas condiciones. No nos podemos quedar atrás. Aún hoy exportamos solo el 20% de la producción. Además de conseguir este acuerdo con arancel cero lo antes posible, la vitivinicultura se tiene que seguir trasformando parar lograr mayor competitividad frente a otros países. Ello requiere del apoyo del Estado. Esperamos que en 2020 se eliminen las retenciones y que los reintegros a las exportaciones vuelvan por lo menos al nivel que estaban”. Al pie del comunicado de Bodegas de Argentina están prácticamente todas las bodegas productoras de vinos que uno suele o gusta beber. Curiosamente sólo faltan, entre ellas, las dos bodegas de la familia Zuccardi. Es que José “Pepe” Zuccardi, presidente de la Unión Vitivinícola Argentina (UVA) históricamente contrapuesta a Bodegas de Argentina ya que representa a los productores del Este mendocino y de San Juan, de vinos de menor calidad, dijo al diario Los Andes (20/6/2019) que “de firmarse un acuerdo con estas características se puede causar un servero daño a la región”. En la misma postura se encuentra la Corporación Vitivinícola Argentina (COVIAR) creada en 2004 y de la que participan, además de Bodegas de Argentina y UVA, la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas, la Asociación de Viñateros de Mendoza, la Cámara de Bodegueros de San Juan, la Cámara Argentina de Fabricantes y Exportadores de Mosto, la Cámara de Productores Vitícolas de San Juan, la Cámara Riojana de Productores Agropecuarios, la Cámara Vitivinícola de San Juan, el Centro de Viñateros y Bodegueros del Este, la Federación de Cámaras Vitícolas Argentinas, los Productores de Uva en Fresco y pasas de uva de San Juan, el Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), el INTA y los gobiernos de Mendoza y San Juan. Es decir, una aplastante mayoría peronista-populista. En su web, la COVIAR enuncia ser “un organismo público-privado que gestiona y articula las acciones necesarias para cumplir con los objetivos del Plan Estratégico Argentina Vitivinícola 2020 (PEVI)” que por pudor debería ser modificado ya el objetivo estratégico del PEVI fracasó estrepitosamente: en 2020 las ventas de vino al exterior no serán 2.000 millones de dólares ni participaremos con un 10% del volumen de las exportaciones mundiales sino con menos de la mitad.

No soy economista ni experto en comercio internacional. Pero tampoco soy ciego y veo cómo Chile, con muchos menos recursos naturales que Argentina, gracias una política de acuerdos de libre comercio hoy tiene un ingreso per capita bien más alto que el nuestro. Claro que en Chile, como escribí muchas veces, un productor de vino sólo dedica el 10% de su cabeza y tiempo a temas financieros, impositivos, aduaneros, normativos y “costos argentinos” (incluyendo el chorreo) y el 90% restante lo dedica a hacer vino. Acá es al revés. Entre AFIP, Ministerio de Trabajo, justicia laboral, INV, bancos, Moyano y mafias aduaneras más impuestos a la exportación (¡e inflación!) la cancha eestá un poco inclinada en contra del honesto productor. Y es una pena que en cuatro años la administración Macri haya hecho tan poco por despejar ese horizonte.

En todo caso, confío más en la visión de los productores de Bodegas de Argentina que en los de. UVA o ese rejunte que es la COVIAR. Si ellos dicen que no temen competir con arancel 0% con los vinos italianos, españoles y franceses, que así sea.

 

D.B.

 

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