El peor enemigo del vino argentino va mejorando un poco…
En nota publicada el 18 de enero pasado, escribí que el peor enemigo del vino argentino era la inflación que según nuestro cálculo anual comparativo de las mismas etiquetas dió bastante más que la inflación del 2017. La buena noticia es que, en promedio, los vinos argentinos a lo largo de este año aumentaron unos 10 puntos menos que la inflación.
La noche de noviembre de 2015 cuando se supo el resultado de las elecciones fui a darle las buenas noches a mis hijos y les dije que estaba feliz de que hubiera ganado Macri porque así ya no me iba a enfurecer más con Cristina. Desde su cama y con sus siete años, el pequeño Bruno me preguntó:
“¿Y cuando te enfade Macri?”
Me fui a la cama riéndome además de contento. Tres años después, lo que más me enfada de la administración Macri es que no haya sido capaz de doblegar la inflación o mejor dicho, esa estanflación que nos está asfixiando junto a la voracidad impositiva. Estamos tres o cuatro veces más arriba de las metas inflacionarias que prospectó este gobierno al asumir, lo que significa que tenemos con suerte un lustro por delante antes de lograr una inflación de un dígito.
Comparando 196 etiquetas con sus precios actuales y los de la pasada edición, nos da una “inflación vínica” 2018 de 35,7% es decir bastante por debajo de la que será la inflación general del año. Y si recordamos que en 2017 la “inflación vínica” fue 46,6% es decir casi 20 puntos más que la inflación general, es una buena nueva para el bolsillo del amante del vino: su poder adquisitivo, en comparación con otros bienes de consumo, en el vino cayó también… pero menos.
El vino más económico que recibimos y tabulamos en este cálculo cuesta 145$ y el más caro, 2.350$. Recorriendo la planilla se ve que van quedando siempre menos buenos vinos por debajo de los 300$ y no pocos rondan o superan los 1.000$. El vino que más aumentó pegó un respingo del 210% (1.000$ más) y algunos bajaron de precio, hasta un 20%. Pero la mayoría aumentó y la misma botella hoy cuesta 70, 100, 200 o 300$ más que hace un año. Desde que comenzamos a calcularla en la edición 2009, a lo largo de diez ediciones los vinos aumentaron su precio 289,55% y el promedio interanual de la década fue 32,17%.
No quiero repetir lo ya dicho en la nota pasada que se puede encontrar en esta página, pero insisto con mi convicción de que la inflación es lo más dañino que hay para el vino, sus productores y consumidores. No hay muchos precios de nafta para comparar en tiempos inflacionarios, pero en las góndolas hay cientos de etiquetas y la inflación provoca un desbarajuste descomunal: los productores ya no saben más contra quién compiten en su gama y los consumidores tampoco saben cuánto deben gastar para encontrar vinos que satisfagan su paladar porque los precios de lo que hace 15 años (cuando nació esta guía) eran de 9 a 10 pesos hoy son cualquier cosa entre 150 y 400. A los argentinos nos dá fiebre marciana cuando viajamos a Estados Unidos o Europa cada tanto y vemos que la botella de vino que nos gustó sigue al mismo precio, igual que todo lo demás. Hasta que no volvamos a eso, estaremos en el horno. Y yo, enfadado con Mauricio Macri.
Ediciones Inflación
2009 vs 2008 22,20%
2009 vs 2010 26,43%
2012 vs 2010 31,52% (no hubo edición 2011)
2013 vs 2012 20,31%
2014 vs 2013 14,93%
2015 vs 2014 26,40%
2016 vs 2015 32,70%
2017 vs 2016 32,76%
2018 vs 2017 46,60%
2019 vs 2018 35,70%
D.B.