Finca Sophenia, amigos del gran vino

 In El desván, Textos y pretextos

El viernes pasado, víspera del día del amigo (al que yo francamente no doy mayor importancia) Eugenia Luka con su padre Roberto Luka y la organización de Inés González ofrecieron un almuerzo en Don Julio para poco más de una docena de colegas. Fue una espléndida ocasión, que comenzó con unos sorbos de Finca Sophenia Extra Brut para luego hacer una cata vertical de lo más inusual: el Sauvignon Blanc Sophenia Synthesis. Es raro hacer verticales de blancos y tanto más si no tuvieron ninguna crianza como es el caso de esta etiqueta. Comenzamos con un 2008 que yo habría jurado tener alguna crianza por su aroma y su cuerpo de sorprendente untuosidad, pero según explicó Roberto Luka eso se debe al tiempo que pasó con sus lías. El 2009 también estaba espléndido, con flavores que me recordaban la pastelería. Menos intenso en nariz el 2013 pero con mayor acidez y linda untuosidad. Suave en aroma el 2016, más frutado y siempre untuoso en boca, de nuevo con una sensación que yo habría atribuído a un fumé. Y finalmente el 2018, floral y cítrico en nariz, de lindo cuerpo untuoso y sabor cítrico frutado, alejado de los lugares comunes de la cepa. Mientras Roberto Luka evocaba la historia de la bodega (que nació en 1997 con el nombre de dos amigas de escuela, Sofía y Eugenia, cuyos padres se hicieron amigos y luego socios) la parrilla de Don Julio comenzó a producir sus manjares. Luka (con la experiencia previa de varios años en Finca Flichman) explicó que el propósito fundacional fue hacer una bodega de módica cantidad pero alta calidad basada en uvas propias y para eso compraron tierras en Gualtallary cuando aun nadie sabía qué era eso. Para lograr alta calidad Luka consideraba necesarios cuatro factores: terroir (y sabía que Gualtallary por suelos y amplitud térmica era del bueno), viña propia (que más allá del Malbec fue toda de clones importados de Francia), bodega en la viña con toda la tecnología y la gente: el primer enólogo y aun hoy consultor fue Matías Michelini. La primera cosecha salió al mercado en 2004 y hoy hacen unas 900 mil botellas de las que exportan el 80%. Junto a una empanada y luego una molleja sabrosísimas comenzamos a beber los tintos que inspiró (y explicó) Eugenia, que dirige la bodega. Psicóloga de formación, tiene un don natural para hablar del vino como si fuera una persona. Probé por primera vez el E’s Vino Virgin Soils Malbec 2017 (650$), lindo vino de nariz envolvente y cuerpo sustancioso; luego el Finca Sophenia Malbec 2017 (550$) de nariz más discreta y cuerpo bien frutado con crianza muy criteriosa. Y mientras Don Julio proseguía con bife de chorizo, ojo de bife y entraña todos estupendos probamos AntiSynthesis Field Blend 2017 (1.200$) una pequeña producción de un viñedo donde hay cepas injertadas que dan Malbec y Cabernet Sauvignon incluso de una sola planta, que son cofermentados y criados en barricas de 500 litros: el vino que más me gustó. Y terminamos con los Synthesis 2016 Malbec y Cabernet Sauvignon (1.100$ ambos) de gran desempeño y para dejar en la guarda largo tiempo. Ya en casa, para escribir estas líneas, busqué en mi bodega y encontré un Sophenia Synthesis The Blend 2006 que estaba espléndido y bebí con suma delectación y gratitud de que existan, en el mundo del vino argentino, bodegas como Finca Sophenia y personas como Roberto y Eugenia Luka.

 

D.B.

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