TRES VIAJES EN UN VIAJE, CON TRIVENTO Y CONCHA Y TORO (II)
Fueron cuatro largos días entre Mendoza y Chile, con muchos kilómetros, muchos vinos y grandes comidas. Volví agotado, pero feliz de haber visto y aprendido muchas cosas nuevas.
Al día siguiente emprendimos el cruce de los Andes por la RN7: lo debo haber hecho una decena de veces pero siempre me conmueve, es una de las rutas más singulares del planeta. Y tuvimos el premio de ver una pareja de cóndores volando junto al bus. Al llegar a Santiago de Chile, donde hacía unos años que no iba, quedé impresionado por cuánto cambió el skyline de la ciudad y la asombrosa cantidad de autopistas en túnel que la atraviesan. Por más que urbanísticamente esa mezcla de torres y autopistas saturadas me parezca atroz, quedé maravillado por la pujanza de la economía chilena. Pasando junto al venerable viñedo Don Melchor (en la foto del encabezado) fuimos directo a la Casona de Pirque (1875, casa de veraneo de la familia Concha) rodeada por formidable añoso parque de 25 hectáreas que parece diseñado por Charles Thays. Allí la directora de asuntos corporativos Blanca Bustamante nos dió un paneo de la historia y actualidad de Concha y Toro, desde su nacimiento en 1883. Para hacer breve tan larga historia, es una bodega que exporta desde 1933 año en que comenzó a cotizar en la bolsa santiaguina y desde 1994 en la bolsa de Nueva York. Además de Concha y Toro y las bodegas Conosur y Santa Emiliana, poseen Trivento en Argentina, el 50% de Almaviva en Chile y Fetzer Vineyards en California: un total de 11.319 hectáreas (la tercera viña del planeta) de las cuales 9.717 en Chile. Son el primer exportador de vino chileno, el tercero de Argentina y el quinto de Estados Unidos y lo hacen a 140 naciones. En los tres países, sus ventas crecieron a un promedio anual del 7% en la última década.

Cava de Don Melchor
Luego fue el turno del enólogo Marcelo Papa, director técnico de un equipo que cuenta con 28 enólogos. Marcelo nos hizo una descripción de los diez valles chilenos donde poseen viñedos y funcionan las once bodegas del grupo, que tienen una capacidad total de 422 millones de litros. Así bajamos del norteño y marítimo Limarí (donde obtienen blancos y Pinot Noir) al tradicional Maipo donde cultivan sus mejores Cabernet Sauvignon en varias fincas; el famoso Casablanca del cual salen los Sauvignon Blanc y Chardonnay; Rapel (es decir los valles de Cachapoal y Colchagua) en los que destaca el Carmenére y el Maule donde hacen un poco de todo ya que sólo allí disponen de 2.710 hectáreas de viñedo. De cada uno, Marcelo nos dió una descripción de su clima y sus suelos y concluyó “a Chile lo hemos ido segmentando según la diversidad de suelos y climas”.

Cata Don Melchor
Finalmente, con el agrónomo Rodolfo Chávez a cargo de la finca, nos hablaron de su más preciado viñedo: Don Melchor, 127 hectáreas plantadas a 4 km de la Casona de Pirque en suelo pobre y aluvial, muy poco profundo, abajo pedregoso, con clima templado semiárido y gran amplitud térmica. Las cepas más viejas son de 1979 con siete parcelas de Cabernet Sauvignon y tres de Franc, Merlot y Petit Verdot de las que obtienen no más de 1 kg de uva por planta. De allí salen los 135 mil litros de su vino ícono Don Melchor (120 USD la botella) que elabora el enólogo Enrique Tirado y del cual exportan el 80% en su mayoría a Estados Unidos y Brasil. En 30 años nunca se dejó de elaborar a pesar de heladas, que controlan con un helicóptero que remueve el aire sobrevolando las vides a pocos metros de altura. Dato curioso, las parcelas aledañas a la autopista tienen una temperatura media 2 a 3°C superior. Con el sommelier italiano afincado en Chile Massimo Leonnori hicimos la “Experiencia Don Melchor”: probamos caldos de cosecha 2017 de los Cab de las parcelas 1, 3 y 5, luego una mezcla hecha en el momento por Leonnori de ambos tres y para concluir el Don Melchor 2016 (que puede incluir según el año hasta un 9% de Franc y algo de Petit Verdot y Merlot). Sólo diré que en cada copa hallé vinos suculentos y singulares, pero otra vez más mis sentidos se intimidan cuando no cato a solas y a ciegas sino guiado, para colmo aquí con unas excelentes gigantografías de los descriptores que debíamos hallar en cada copa. También vimos la contigua sala que alberga las varias cosechas de Don Melchor y la sala de ventas, donde se pueden comprar varias añadas. Tras probar un delicioso espumante del Limarí cenamos ceviche, ragú de cordero y una de las mejores creme brulée de la vida con Marcelo Papa y Marqueses de Casa Concha Chardonnay, Syyrah y Etiqueta Negra y a los postres, el enólogo de Trivento Germán Di Cesare empuñó la guitarra y cantó algunas cuecas mendocinas.
D.B.