UN VIAJE A LO STATO DI MANGIARE (III)

 In Blog, Interioridades y Anterioridades

«L’Italia è una Repubblica gastronomica, fondata sul mangiare. La sovranitá appartiene al popolo, che la esercita in tutte le forme e senza limiti.» (Mi versión del artículo 1° de la Constitución Italiana).

 

Trattoria da Settimio, Roma

“No logro darme paz al ver a un pueblo desordenado, intolerante de las reglas pero genial y cargado de humanidad transformarse en una gentuza llena de odio, resentimiento y sobre todo estúpida” me escribió ayer mi amigo Giovanni Baruzzi, que vive en Alemania desde hace décadas. Leyendo los diarios y revistas y mirando la tv italiana durante tres semanas seguidas tiendo a concordar con él. Pero desde una perspectiva alimentaria los italianos siguen siendo un pueblo genial y cargado de humanidad.

Los caracoles de Da Maria

Para cerciorarse, basta ir en Roma a la  hosteria-trattoria Da Settimio en el barrio Gianicolense (7 mesas máximo 40 cubiertos) a comer crostini di pane caldo con ciauscolo (salchicha de cerdo), pappardelle fatte in casa al cinghiale (jabalí), rigatoni alla norcina (con salchicha de cerdo y crema), abbacchio (costillitas de cordero) a scottadito y carciofo (alcaucil) alla giudea (frito en oliva). O en Pompeya, al pequeño local Na Pasta de Angelo (napoletano) y Angela (peruana) a comer lasagna verde al pesto y ese pan napoletano con embutidos llamado casatiello que Angelo prepara estupendo.

Cicchetti de las ostaria Antico Dolo, Venecia

O llegar con Antonio Terni a Castello di Pierosara (a 2 km de las increíbles grutas de Frasassi) al “ristorante rustico panoramico” Da Maria para unos caracoles de tierra silvestres al sugo. O en Venecia, probar cichetti surtidos en la Ostaria Antico Dolo según buen consejo de Federica Rocco.

Trattoria Il Meloncello, Bologna

O en Boloña, dejarse llevar por Loris Zanatta a comer las mejores tagliattelle al ragú de la ciudad (ergo, del mundo) en la trattoria Il Meloncello junto a la puerta San Luca. O en Milán, ir con Martina Schmied al Bistrot della Pesa y probar ossobuco con riso milanese, costoletta (orecchia di elefante) alla milanese y brasato con polenta. O comprobar gracias a Jane Segre cómo hasta los chinos en Italia se vuelven muy bien tanos en el restaurante Hobby Pizza con el polpo, los spaghetti al sugo y la pizza.

Tortaria da Gagarin, Livorno

O en Livorno, ir a comer cinque e cinque alla Torteria da Gagarin y sandwiches a la Paninoteca da Giovanni guiados por el amigo livornés Riccardo Shivitz. Y exceptuando a Milán, gastando raramente más de 15 euros por cabeza vino incluído. O en Lucca, comer durante varios días seguidos en casa de Monica Milianti y Stefano Filippelli, tema de mi cuarta y última nota.

 

 

 

D.B.

 

Foto principal: Estampillas de Donald Evans tomadas de The World of Donald Evans

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