Una gran noche en la París de Sudamérica

 In Bodegas, El desván, Textos y pretextos

La presentación de Cheval des Andes 2014 en el roof garden del Alvear Palace, con una memorable cena, fue lo más cerca que se pueda imaginar a una velada en la París de América del Sur.

 

Ya los amuse-bouche acompañados generosamente con Dom Perignon y buena muy suave música en vivo en francés daban contento de estar allí. Los dos creadores del Cheval des Andes lo presentaron: Pierre Lurton, en su divertido francoinglés, recordó cómo comenzó su aventura en Argentina, hace 18 años, cuando Chandon le propuso hacer en Argentina un gran vino (“algo como el Almaviva de Rotschild en Chile”) . “Me impresionó mucho el Malbec” rememoró de aquellos primeros tiempos con Roberto de la Mota como enólogo argentino. Luego habló (en perfecto castellano) el enólogo italiano Lorenzo Pasquini que acompaña a Lurton en la elaboración del Cheval desde el corte de la cosecha 2014 que presentaban. Esa cosecha, recordó Pasquini, fue la primera de un trienio de cosechas atípicas, muy húmedas para Mendoza pero según él de efecto muy positivo porque los obligó a aprender mucho sobre el manejo del viñedo que él supervisa desde la poda. Así el corte de esta añada del Cheval es casi un varietal Malbec (83%) con más Petit Verdot (9%) que Cabernet Sauvignon (8%). Magnífico vino pero como siempre digo, lo probé en las “peores” circunstancias: sentado a la mesa de sus creadores y acompañado por el magnífico menú de Jean-Paul Bondoux (codorniz con mouselina de papas y carré de ternera con durazno y ciruela para el Cheval 2004 y para un Cheval des Andes Doble Magnum 2007 unos quesos, con higos brulée y helado de pimienta para los postres con un inenarrable Dom Perignon Rosé 2005). La botella que me obsequiaron la puse a mi cata a ciegas y en las próximas semanas la puntuaré y calificaré sin saber qué es ni cuánto cuesta (1.700$) en mi soledad de entomólogo en laboratorio. Tuve el gusto de regalarle a Pierre Lurton y Lorenzo Pasquini sendos ejemplares de mi guía 2017 donde el Cheval des Andes 2012 tuvo ***** y sobre cual escribí “mucho más expresivo en boca que en nariz, es un gran vino que se bebe con delectación: no es la primera vez que esta etiqueta queda relegada por su aroma prudente, lo que parece parte de su estilo. Es vino de gran guarda, cuyo ápex puede llegar a los diez años, o más”.  Me reconfortó que tras leer eso, Lorenzo concordara y me invitara a ir a la bodega para entender porqué es así. Y también me agradó oir en palabras del hacedor de Chateau d’Yquem que con Cheval des Andes tratan “de hacer vinos que puedan viajar en el tiempo”. También fue muy interesante conversar con el gerente de comunicación y prensa de Moet Hennessy Marcelo Benavides, a mi lado mientras disfrutábamos la excelsa cena de La Bourgogne servida en el lugar donde Bondoux nos contó que habría querido inaugurar su restaurant. Cheval des Andes es un vino que tiene un nicho de amadores importante en Argentina, con mucha venta directa, pero que en su mayor parte se exporta a Estados Unidos y si hay bastante, a Europa. Se elabora todos los años pero su cantidad y composición varian sin fórmula fija: Lurton con su co-enólogo local en la bodega Terrazas procuran hacer, con las mejores uvas de las 40 hectáreas de viñedo de cinco variedades que nutren a este vino, lo más parecido a un Bordeaux al pie de los Andes. El formidable 2007 BiMagnum que bebimos con los quesos a hoy el único pentavarietal (90% Malbec y Cabernet Sauvignon, con Franc, Merlot y Verdot). La crianza también cambió y hoy usan menos barrica nueva de 225 y sumaron de 400 litros y toneles de 2.500 litros; a un 80% de roble francés lo complementan actualmente con 20% de roble y tonelería austríaca.

El lugar, los presentes, la cocina y los vinos aparisinaron la comida: más que por autopista Panamericana tuve la impresión de haber llegado allí en Air France. Y para los que como quien suscribe (entre jardín, colegio y la vida) se nutrieron de cultura francesa sin tener gota de sangre francés, eso fue un reconfortante placer y privilegio. La imagen que mejor describe a Cheval des Andes está a pocos pasos del hotel Alvear: el monumento que Francia regaló a la Argentina en su Centenario y muestra a ambas bellas jóvenes repúblicas avanzando al futuro optimistas y tomadas de la mano: sin Francia no habría Cheval, sin Argentina no habría des Andes.

 

 

D.B.

(foto principal Pierre Lurton y Lorenzo Pasquini)

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