TRES VIAJES EN UN VIAJE, CON TRIVENTO Y CONCHA Y TORO (I)

 In El desván, Textos y pretextos

Fueron cuatro largos días entre Mendoza y Chile, con muchos kilómetros, muchos vinos y grandes comidas. Volví agotado, pero feliz de haber visto y aprendido muchas cosas nuevas.

El viaje comenzó en Trivento, donde nos recibieron su CEO Santiago Ribisich con su mano derecha en comunicación, Mónica Caamaño, el enólogo Germán Di Cesare, el gerente agrícola Cristian Linares y los ingenieros agrónomos José Verdaguer y Pedro Bonoris además de la infaltable public relations Vic Acosta. La charla comenzó explicándonos la amplitud y variedad de la decena de viñedos propios que orillan las 1.500 hectáreas (todas con riego por goteo) de las cuales la mitad es Malbec (de 25 clases si se incluyen sus portainjertos) plantados desde la Zona Este a 600 m a través de la Zona Centro y Norte hasta el Valle de Uco a 1.100 m y con una distancia norte-sur de 150 km. Luego nos hablaron de su Vine Nutrition Program (VNP), una investigación que están desarrollando destinada a lograr que tras el ciclo de vida de un viñedo (25 a 30 años) el suelo se encuentre igual o mejor que al inicio. Los suelos allí son pobres en nitrógeno y un parral de la Zona Este que produce 35 toneladas de uva por hectárea pierde unos 70 kg de nitrógeno en ello, en tanto que un espaldero que rinde unas 10 toneladas pierde 30 kg. Considerando las pérdidas, ello implica que deben aportar unos 100 kg de nitrógeno por hectárea por año. El nitrógeno es determinante para el follaje: demasiado provoca un exceso de follaje y poco, lo contrario. El mismo trabajo lo están comenzando a hacer para el fósforo (que también escasea en Mendoza y es determinante en el transporte energético de la planta), del potasio (que abunda en el suelo mendocino y es determinante en los azúcares) y del magnesio (que en Mendoza es neutralizado por el abundante calcio y es esencial para la clorofila).

Germán Di Cesare y Cristian Linares en Finca Cruz del Alto

Para preparar el “alimento” utilizan todo el orujo y los escobajos de sus tres bodegas, convertidas en humus por lombrices californianas: de 135 t de residuos obtienen 9 t de humus que con agua se transforman en 40 mil litros de fertilizante que distribuyen a razón de unos 400 litros por hectárea. Para determinar el momento en que debe aplicarse la nutrición disponen de rizotrones, que son unas cajas enterradas al pie de una vid con un lado de vidrio que permite observar el desarrollo radicular: cuando se ven las pequeñas blancas radículas aplican el líquido por goteo. En una finca, con el INTA, también están estudiando el añadido de hongos Trychoderma al suelo, en primavera.

Nos hablaron también del balance hídrico en Cabernet Sauvignon, algo que están estudiando junto a Concha y Toro. Para ello utilizan fotos satelitales del Landsat que pasa cada 16 días sobre la finca Cruz del Alto y entre noviembre y abril estudian el efecto del riego en microvinificaciones.

Luego probamos vinos entre los tanques de acero con Germán Di Cesare: cuatro Malbec de distintas fincas y un Cabernet Sauvignon premium cosecha del año que aun estaban en los fudres de roble. Confieso que a cada viaje enográfico me siento más y más intimidado cuando degusto vinos frente a quien los hizo y rodeado por colegas. Me estoy volviendo un maldito neurótico del catar a ciegas y a solas.

José Verdaguer en la calicata de la finca

Tras un lindo asado (con brasa de vides, además de otras dos leñas) al aire libre en la finca aledaña a la bodega (donde están por construir un restaurante) fuimos a conocer la finca Cruz del Alto en Ugarteche de cuyas 166 hectáreas la mitad es Malbec. Todas las plantaciones nuevas de Trivento utilizan el mismo sistema de conducción: espaldero de cordón bilateral pitoneado a una o dos yemas, lo que simplifica mucho las tareas de poda. Son cepas que no dan más que unos 2,5 kg. de uva por planta. Buena parte del viñedo tiene malla antigranizo, la cosecha es mecánica y tarda apenas 45 minutos en llegar a la bodega. La vista panorámica del viñedo, desde lo alto de una barda construida como defensa contra aluviones, es magnífica. Todos los callejones entre los paños de vid apuntan hacia el volcán Tupungato.

Allí vimos un rizotron y una profunda calicata cavada a pala (y rellenada tan luego) para mostrarnos el suelo y la profundidad de las raíces. Y probamos un Malbec y un Cabernet Sauvignon de la finca, cosecha de este año.

Por la noche cenamos muy bien en el Espacio de Arte Trivento en la bodega, con más vino: Germán nos hizo probar tres Malbec 2017 de etiqueta Gaudeo que están por salir al mercado a unos 800$ la botella: ambos tres de distintas fincas de Valle de Uco, todos formidables también en sus distintas expresiones.

Y nos fuimos a dormir porque al día siguiente temprano partíamos a Chile.

D.B.

 

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Showing 2 comments
  • Cristian Linares
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    Estimado Diego, como estas muy buena la nota y admirado por el nivel de precisión de la información. Te mando un abrazo y siempre bienvenido a Trivento.

    • Diego Bigongiari
      Responder

      gracias Cristian! fue un gusto conocerte y aprendí un montón de cosas nuevas!

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