VIAJES A MI PASADO GASTRONÓMICO: EL ABC

Hoy andaba por el corazón peatonal de la ciudad y al pasar frente al ABC de calle Lavalle, me prometí que si terminaba temprano los trámites pararía a almorzar. Y así fue.

Hacía multitud de años que no iba al ABC. A mí me trae recuerdos de hace más de medio siglo atrás, cuando era un púber y adolescente que pasaba algunos días por semana con mi padre, divorciado de mi madre. Tenía su estudio de arquitectura en Tucumán y Paraná, donde también se había hecho un departamentito. Cuando estaba con él y mi hermana íbamos mucho al cine y después a comer. De aquella calle Lavalle pletórica de cines no queda nada más que un horrible complejo de salitas: los grandes cines se transformaron en iglesias evangélicas o shoppings de baratijas. Lo único que queda de aquél entonces es, además del ABC, El Palacio de la Papa Frita. Lamento que los restaurantes “tipo Munich” hayan desaparecido casi todos: a mí, quizá por mi mitad de origen mitteleuropeo, me gusta de vez en cuando comer a la alemana y ¡con cerveza!. Hoy comí goulash con späetzli, que con bebida (tomé agua con gas), postre y café me costó 415$ en efectivo. Estaba rico, nada excepcional pero me gustó comer allí con esa vieja pintura del Schloss Stolzenfels junto al Rin, los escudos argentino, alemán y de todos los lander y tantos recuerdos. Es la diferencia entre comer en un lugar y en un no-lugar como una papamburguesería cualquiera.

D.B.